Enrique Stola: Feminismos, DD. HH., Igualdad como principio de la acción y Libertad

Profundo malestar ante toda situación de dominio capitalista-socio-cultural-moderno/colonial, la dominación masculina y las trampas de la cultura patriarcal-machista-racista.

Mes: agosto, 2016

“El rostro de un golpeador”

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-280085-2015-08-25.html

ENTREVISTA A ENRIQUE STOLA
El rostro de un golpeador” Página 12 25.08.2015
Por Soledad Vallejos
En los casos de femicidio, en especial cuando median antecedentes de denuncias judiciales e intervenciones por violencia machista, la emoción violenta no existe, explicó el psiquiatra y psicólogo clínico Enrique Stola. En casos como el del femicidio de Claudia Schaefer, en el que hubo instancias institucionales dando cuenta de episodios de violencia contra ella, es imposible alegar un rapto de violencia porque esos antecedentes son “muestras sobradas de que hay intención de matar”. “El tipo que golpea furiosamente no sabe cuál va a ser el golpe mortal, pero sí ya tiene tomada la decisión de matar. Suponiendo que vos seas un tipo que te ponés ciego cuando te enloquecés, te ponés violento, se supone que hace muchos años debías haber recurrido a tratamientos psiquiátricos o neurológicos para que no ocurriera, y que nunca deberías haber ejecutado violencia contra la mujer, contra el cuerpo de la mujer que es tu pareja. Te hubieses hecho tratar. Sin embargo, viniste ejecutando acciones en contra de esa persona, tratando de destruir ese cuerpo y lo lograste. Lo único que hacen estos hombres es concretar su fantasía, porque durante años o meses han venido golpeando ese cuerpo y amenazando de muerte. En algún momento iban a llegar a matar. Puede haber estado planificando esa muerte o no, pero decidida, estaba. También hay casos de hombres que tienen esa muerte decidida pero no la pueden ejecutar porque la mujer logra medidas de protección o escapa”, señaló.

El especialista, que años atrás fue perito de las víctimas en el juicio por abuso contra el cura Julio César Grassi, también observó una recurrencia en la resonancia mediática del femicidio de Martindale. “En este tipo de casos, recurrir a la descalificación de la víctima es típico de los abogados contratados para defensas de victimarios de clase media y clase alta. Esos abogados, que están bien pagos, por supuesto, suelen hacer estrategias para destruir a la mujer. Si está muerta, procuran destruir su imagen; si está viva, liquidarla judicialmente.”

–En este caso en particular, durante estos días el abogado defensor de Farré, Gustavo Alvarez, en distintas entrevistas se dedicó a atacar a la víctima.

–Sí, eso de “ella no cuidaba a los chicos”, “lo ponía nervioso a él por no cuidarlos”, “era agresiva y tampoco lo cuidaba a él”. También, el argumento de que ella lo usaba para ascender socialmente. Es terrible el nivel de descalificación, de machismo. Los casos de violencia generalmente son de años o meses intensos, estos tipos siempre intentan controlar a la víctima, controlar el cuerpo de la víctima, hasta que llegan a destruirlo en el caso de los asesinos. De este señor, el abogado ponderaba el amor por sus hijos, pero claramente no le interesaban cuando le pegaba a la madre de sus hijos delante de ellos. Tampoco le importó matarla.

¿Por qué señala esta estrategia de descalificar a la víctima como algo específico de sectores con más dinero para pagar una defensa? ¿Por qué en casos de víctimas y victimarios pobres no se encuentra esa recurrencia?

–En otros sectores sociales, no tienen dinero para pagar un abogado y la defensa queda a cargo de defensores oficiales. En general, los defensores oficiales la estrategia que tienen es garantizar el debido proceso, no destruir a las víctimas. En cambio, la estrategia de los otros abogados tiene por objetivo destruir a las víctimas en nombre de garantizar el proceso. Y hacen eso con muchas chicanas judiciales, van alargando los plazos. Logran que el victimario goce de prisión domiciliaria y van alargando los tiempos, porque los días que pase en la domiciliaria se van contando como días en prisión en caso de que sea condenado. Así, tratan de ir descontando tiempo de pena permanentemente. Por otro lado, en el caso de Farré, estos días se habló mucho de la fotografía del hombre esposado y ensangrentado. Dicen que con la foto se muestra el estado de conmoción que tenía. Si ese es el objetivo de por qué le sacaron la foto, la cuestión es por qué y quién lo hizo. A él lo llamaron por el nombre y puso la cara para que lo vieran. Pero un tipo conmocionado se queda en el molde, quiere ocultarse. Lo hemos hablado con colegas desde que se conoció esa foto: es el rostro que vio cualquier mujer que sufre violencia machista. No es el rostro de la emoción violenta, es el rostro de un golpeador, nada más: del que amenaza y destruye.

“Los dominadores no renuncian a dominar”

ENTREVISTAS 4 agosto, 2016 Marcha

Por Noor Jimenez Abraham – @noor_j_abraham / Foto por Tadeo Bourbon

“Yo aprendí a arreglar mi cama desde muy pequeño, a cocinar, a hacer compras, a autoabastecerme, a no funcionar como un discapacitado hogareño que espera que la mujer, por ser mujer, lo esté sirviendo”.

Enrique Stola es médico, socio-psicodramatista y psiquiatra, se define como feminista: “las prácticas machistas, que son esas prácticas cotidianas que muestran la jerarquía masculina en relación a la femenina y a otros cuerpos feminizados, van cambiando de acuerdo a las modificaciones socio-económico-culturales y a las tecnologías, pero no dejan de ser efectivas porque el eje es el mismo desde hace siglos, lo que va cambiando es la modalidad”.

Stola da cuenta de que la dominación masculina está absolutamente en todos los países y en todo el mundo ya que todos los sistemas privilegian la figura masculina, y asevera que los datos de Naciones Unidas con respecto a que el 99% de las propiedades están en manos de los hombres y solo el 1% en manos de mujeres, muestra la situación de desigualdad; afirma que se puede demostrar científicamente, con criterio estadístico, que las mujeres están en desventaja con respecto a los varones en todos los países del mundo.

En esta charla, Stola hizo referencia a que los hombres feministas todavía se mueven con los privilegios que les da la sociedad y que la diferencia entre un hombre feminista y una mujer feminista son las luchas de las mujeres y las teóricas feministas a través de quienes varios de ellos han abierto los ojos, porque al ver la desigualdad de género se les plantea un dilema ético, un imperativo para la acción.

Reyes

En cuanto a la actitud de las propias mujeres frente al feminismo, Stola cita a Donna Haraway y su planteamiento de un punto de vista epistemológico, un conocimiento privilegiado en aquellas personas o grupos sociales que están en una posición de subordinación y que siendo dominadas pueden ver aspectos de la realidad que los dominadores no ven; esto les da la posibilidad de generar prácticas o estrategias que van sacando el velo a la dominación en la medida que luchan por su liberación: “Esto lo vienen haciendo muchas mujeres desde hace siglos”.

En relación a las mujeres que son colonizadas por la ideología patriarcal, Stola hace referencia a Pierre Bourdieu, autor del libro “La dominación masculina”, y a sus manifestaciones de que las personas dominadas aprenden a ver la realidad con las categorías de observación del dominador. Esta es la razón por la que “muchas mujeres están colonizadas y defienden posiciones machistas; porque el machismo atraviesa absolutamente todos los cerebros, impregna todas las redes neuronales, independientemente de los sexos, ya que el cerebro femenino y el masculino son iguales”.

Sobre su historia, Enrique Stola cuenta que tuvo la posibilidad de estar en una situación de subordinación en cuanto a clase social, por pertenecer de niño a una franja media baja, trabajadora. Hijo de padre obrero y de madre docente, se crió en un pequeño pueblo “que me ubicaba en un lugar donde podía ver cómo se daba la dominación política”. Dice que en su hogar trabajaban su mamá y su papá y que ambos hacían absolutamente todas las tareas. “Mi padre era un tornero mecánico, cocinaba, lavaba, limpiaba, al igual que mi madre, co-gestionaban el hogar”. Agrega que su situación personal le permitía experimentar las circunstancias en otras familias donde el hombre era atendido tal un rey, circunstancia que continúa observando en cualquier clase social y en todos los niveles educativos.

“Nada más parecido a un machista de derecha que un machista de izquierda”

En su diálogo con Marcha, Stola afirma que el punto de quiebre fue durante su militancia revolucionaria, en los años ´70, cuando una compañera, en la ciudad de Córdoba, le contó muy enojada que había ido a una heladería y un hombre le había dicho algo muy desagradable; ella le contó que le había pegado con su mano el helado mientras él estaba justo tomándolo para revolvérselo en la cara: “Esa actitud de esa compañera me impactó muchísimo y me hizo ver claramente lo que era la cuestión del acoso”.

Recuerda que se enroló en el feminismo sobre todo al comprobar que lo que eran las fuerzas revolucionarias, las fuerzas de izquierda y de centro izquierda, planteaban una lucha en la que las mujeres ponían el cuerpo al igual que los varones pero en cuanto a derechos “esto era para resolverlo cuando se transformara la sociedad”.

Mandatos y casamientos

En relación al casamiento, Stola recomienda no casarse nunca, en referencia a la institución -no a la conformación de pareja-, dado que considera que no fue creado para la libertad sino para el control de la sociedad, de la sexualidad y de las mujeres.

Según su mirada, tanto hombres como mujeres tienen que renunciar a mandatos, y pone el énfasis en que existe uno muy fuerte para las mujeres en cuanto a que se les pide ser comprensivas, algo así como educadoras permanentes; observa que existen mujeres que tienen parejas heterosexuales y que de alguna forma están llevando adelante ese mandato. “Yo creo que los hombres tienen que educarse solos y que es el No sostenido, el No empoderado, lo que modifica las relaciones”.

Hombres feministas

“Los hombres que se dicen feministas tienen que actuar coherentemente y ahí donde hay un grupo de mujeres feministas o un acto o cualquier situación que implique exposición, mandarse a guardar, pasar a segundo plano y callarse la boca, tienen que ser las mujeres las que coordinen, los hombres colaboramos”, afirma Stola en relación a hombres que tienen un discurso políticamente correcto, aceptable emocionalmente para el grupo, pero que utilizan los recursos valorizados y jerarquizados para dominar y ocupar el espacio.

Se refiere también a la marcha #NiUnaMenos y a su impacto para el colectivo masculino porque “ahí las mujeres aparecieron con sus dolores, con sus broncas, con sus alegrías, con el ejercicio de sus derechos e irrumpieron en el espacio público, que es un espacio público masculino”.

De acuerdo a la observación de Stola, muchos varones se dedicaron a tener discursos políticamente correctos durante las primeras 72 horas cercanas a la movilización, pero pasado ese tiempo, cesó el efecto: “En esas marchas en las que participaron grupos políticos identificándose como tales yo creo que hubo mucho macho suelto oportunista”.

Repartir poder

Stola define su posición como feminista a partir de mujeres feministas, y detalla que se considera en permanente aprendizaje. Cuenta que no trabaja en el tema de las nuevas masculinidades porque cuando los hombres reflexionan sobre lo bueno que es poder llorar o abrazar generalmente ya están en una actitud de cambio. Se manifiesta en cuanto al piropo como un instrumento del acoso en el espacio público que muestra que son los hombres los que van señalando qué mujer tiene que tener qué características que merezcan el aplauso de ellos o la reprobación.

En relación a la crítica sobre que sus expresiones dejan todo el peso de las transformaciones a las mujeres, Stola agrega: “si estamos dentro del sistema capitalista, los grandes capitalistas no entregan absolutamente nada salvo que quienes están sometidos por el capitalismo luchen para modificar la realidad. Esos capitalistas no van a hacer un curso sobre ética y cómo ser un buen capitalista”.

“Históricamente los hombres hemos cambiado porque las mujeres han dicho que No, los dominadores no entregan las cosas porque sí, los dominadores no permitieron que las mujeres voten porque sí, por su propia reflexión ética. Fue la lucha de las mujeres la que consiguió el ejercicio del voto para las mujeres. Así fue en todo el mundo. Los dominadores no renuncian a dominar, pero es la lucha de las mujeres en todos los planos lo que hace que tengan que modificarse y aceptar ir repartiendo recursos y poder”.

*Doctora en Ciencias de la Comunicación Social

Traducción al italiano de Anita Silviano

Una intervista al medico Enrique Stola che ci racconta la storia e il percorso di questo uomo femminista.

«I dominatori non rinunciano a dominare»

“Ho imparato a mettere in ordine la mia camera da letto nel mio piccolo, a cucinare, a fare la spesa, a essere autosufficiente, a non funzionare come un disabile, che aspetta che la donna perché tale, lo serva”.

Enrique Stola è medico, socio-psicodrammatista, psichiatra e si definisce femminista, «le pratiche sessiste, che sono pratiche quotidiane,mostrano la gerarchia maschile in relazione al femminile e agli altri corpi femminizzati che stanno cambiando in base alle modifiche socio-economiche-culturali e alle tecnologiche ma che non lasciano di essere efficaci perché l’asse è lo stesso da secoli: quello che sta cambiando è la modalità”.

Stola si rende conto che il dominio maschile è assolutamente in tutti i paesi e in tutto il mondo, poiché tutti i sistemi favoriscono la figura maschile e afferma che i dati delle Nazioni Unite rispetto al 99% delle proprietà sono in mano degli uomini e solo l’1% nelle mani delle donne, mostrano la disuguaglianza; afferma che si può dimostrare scientificamente, con criterio statistico, che le donne sono in posizione di svantaggio rispetto agli uomini in tutti i paesi del mondo.
Stola fa anche riferimento agli uomini femministi, che però ancora si muovono dentro i privilegi dati dalla società e che la differenza tra un uomo femminista e una donna femminista sono le lotte delle donne e le teoriche femministe attraverso le quali diversi di loro hanno aperto gli occhi, perché nel vedere la disuguaglianza di genere si pone un dilemma etico, un imperativo per la azione.
Per quanto riguarda l’atteggiamento delle stesse donne di fronte al femminismo, Stola cita Donna Haraway e il suo impianto dal punto di vista epistemologico, una conoscenza privilegiata in quelle persone o gruppi sociali che sono in una posizione subordinata e, che essendo dominate, possono vedere aspetti della realtà, che i dominatori non vedono; questo dà a esse la possibilità di creare pratiche o strategie che alzano il velo alla dominazione nella misura in cui lottano per la loro liberazione: “ Questo è ciò che fanno molte donne da secoli”.
In relazione alle donne che sono colonizzate dalla ideologia patriarcale, Stola si riferisce a Pierre Bourdieu, autore del libro “La dominazione maschile” e alle sue manifestazioni che fa sì che le persone dominate imparino a vedere la realtà con le categorie del dominatore. Questa è la ragione per cui “ molte donne sono colonizzate e difendono le posizioni machiste, perché il sessismo attraversa tutti i cervelli, permea tutte le reti neurali, indipendentemente dal sesso, perché il cervello maschile e quello femminile sono uguali”.
In riferimento alla sua storia, Enrique Stola, racconta che è stato anch’esso in una condizione di subordinazione, in termini di classe sociale, perché da bambino è appartenuto a una fascia medio bassa, lavoratrice. Padre operaio, madre insegnante, è cresciuto in una piccola città “ che mi ubicava in un luogo dove potevo vedere come agiva il dominio politico.” Stola racconta che in casa lavoravano sia mamma sia papà ed entrambi svolgevano tutti i compiti. . «Mio padre era un macchinista, cucinava, lavava, puliva, come mia madre, co-gestivano la casa.» Aggiunge che la sua esperienza personale gli ha permesso di sperimentare le circostanze in altre famiglie in cui l’uomo è trattato come un re, un fatto che continua a osservare, in ogni classe sociale e a tutti i livelli d’istruzione.

“Nulla di più somigliante a un machista di destra è un machista di sinistra”

Nel suo dialogo con Marcha, Stola dice che il punto di svolta è stato durante la sua militanza rivoluzionaria negli anni ’70, quando una compagna, nella città di Cordoba, gli raccontò arrabbiata che era andata in una gelateria e un uomo lo aveva detto qualcosa di molto sgradevole; lei lo aveva colpito con la mano con la quale teneva il gelato mentre le stava davanti, imbrattandogli il viso: “ Il comportamento di quella compagna mi colpì molto e mi fece vedere chiaramente il tema della molestia”.
Ricorda che aderì al femminismo, soprattutto, per vedere che erano le forze rivoluzionarie, le forze di sinistra e di centro sinistra, che impostavano una lotta in cui le donne ponevano il loro corpo, proprio come gli uomini, ma in quanto a diritti “ questi sarebbero stati riconosciuti quando la società si sarebbe trasformata”.

Mandati e matrimoni

In relazione al matrimonio, Stola raccomanda di non sposarsi, riferendosi all’istituzione – non alla configurazione di coppia – dato che afferma che esso non fu creato per la libertà ma per il controllo della società, della sessualità e delle donne.
Secondo il suo sguardo, sia uomini sia donne devono rinunciare mandati, e sottolinea che ce n’è uno molto forte per le donne che chiede alle donne di essere comprensive, qualcosa come delle educatrici permanenti […] “ Io penso che gli uomini debbano educarsi da se stessi e che sia il Non appoggio, il Non potenziamento, ciò che modifica le relazioni”.

Uomini femministi.

«Gli uomini che si definiscono femministe devono agire coerentemente e dove vi è un gruppo di donne femministe, un agire o qualsiasi situazione che implichi esposizione, stare a guardare, passare in secondo piano e tenere la bocca chiusa: sono le donne che coordinano, gli uomini devono collaborare”, dichiara Stola in relazione agli uomini che hanno un discorso politicamente corretto, accettabile emotivamente dal gruppo ma che utilizzano le risorse valorizzate e gerarchizzate per dominare e occupare lo spazio.
Si riferisce anche alla marcia ‪#‎NiUnaMenos‬ e il suo impatto per il collettivo maschile perché » qui, le donne partecipano con le loro sofferenze, le loro lotte, le loro gioie, con l’esercizio dei loro diritti e irrompono nello spazio pubblico, che è spazio maschile”.
Secondo l’osservazione di Stola, molti uomini si sono dedicati a tenere discorsi politicamente corretti durante le prime 72 ore vicino alla mobilitazione ma con il passare del tempo, l’effetto è cessato: “ In queste marce nelle quali hanno partecipato gruppi politici, che si identificano come tali, io penso che ci siano molti machisti opportunisti”.

Ripartire il potere.

Stola definisce la sua posizione come femminista da donne femministe e afferma che si considera in costante apprendimento. Afferma che non lavora al tema delle nuove mascolinità perché quando gli uomini riflettono su quanto sia ottimo piangere o abbracciare, generalmente sono già in cammino per il cambiamento. In riferimento al ‘complimento’ in strada lo considera come una molestia nello spazio pubblico che mostra che sono gli uomini che decidono quali caratteristiche debbano avere le donne per meritare il loro plauso o la loro riprovazione.
Per quanto riguarda la critica che le sue espressioni lascino tutto il peso delle trasformazioni alle donne, Stola dichiara: “ Se siamo dentro il sistema capitalista , i grandi capitalisti non consegnano assolutamente nulla, salvo che chi è sottomesso al capitalismo lotti per modificare la realtà. Questi capitalisti non fanno corsi di etica né di come si diventi buoni capitalisti”.
“Storicamente noi uomini siamo cambiati perché le donne hanno detto No […] I dominatori non rinunciano al dominio ma è la lotta delle donne a tutti i livelli che fa sì che si modifichino e accettino di ripartire risorse e potere.

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