Enrique Stola: Feminismos, DD. HH., Igualdad como principio de la acción y Libertad

Profundo malestar ante toda situación de dominio capitalista-socio-cultural-moderno/colonial, la dominación masculina y las trampas de la cultura patriarcal-machista-racista.

Categoría: Masculinidades

Una mujer drogada o alcoholizada debe ser cuidada, no violada

Por Enrique Stola.

La justicia comenzó a juzgar a los seis detenidos por la violación grupal de una joven de 21 años ocurrida hace un año y medio en el barrio porteño de Palermo y todos enfrentarán como coautores una imputación por «abuso sexual agravado», por la que podrían terminar condenados con hasta 20 años de cárcel. 
Comenzó el juicio a seis jóvenes acusados de violación grupal a una joven de 21 años en el barrio de Palermo.

La denunciante, quien según los medios habría consumido alcohol y sustancias, siempre declaró que nunca consintió la relación sexual.

Con respecto a los imputados la fiscalía adjudica igual grado de responsabilidad pues se habrían dividido cumpliendo diferentes roles.

¿Qué les sucede a las mujeres alcoholizadas y/o drogadas en cualquier reunión donde haya hombres?: las drogas las colocan en un estado de vulnerabilidad y riesgo que puede ser aprovechada por cualquier varón o grupo de ellos. Y un grupo de varones sin conciencia del cuidado que deben brindar a una mujer en ese estado, que pueden haber consumido o no, se conozcan o no, si coinciden en actuar el mandato patriarcal de ejercer poder sobre el cuerpo femenino sabrán inmediatamente qué hacer para lograr su objetivo: erotizarse grupalmente y someter a la mujer.

Algunos acusados aseguran que no participaron de la agresión sexual. Lo único claro es que nunca hicieron nada para impedirla.

Seguramente, será tema de debate el consentimiento, ya que este punto es clave en las relaciones sexuales entre las personas. Como señala Beatriz Gimeno “para determinar si hay o no agresión sexual, el consentimiento tiene que ser el centro y no hay otra manera de plantearlo”.

La imagen de un grupo de varones con intenciones sexuales alrededor de una mujer nos muestra la asimetría existente entre los varones y esa joven, en sintonía con lo que sucede en la estructura social.

Reiteradamente, tenemos información sobre violaciones que se producen luego de que la víctima fue reducida con drogas. En este caso, el consumo colocó a la denunciante en la clásica situación de vulnerabilidad, pero no le hizo perder el conocimiento y pudo en varios momentos oponerse, hasta que la ayuda apareció por acción de vecinos y la policía.

Hay altas posibilidades de que algunos o todos los participantes reciban alguna condena. La misma no detendrá la práctica machista de agredir sexualmente a las mujeres, pero seguramente estimulará el debate acerca del necesario cumplimiento de la Educación Sexual Integral en todos los niveles educativos. La E.S.I., tan resistida por los sectores que desean y necesitan seguir manteniendo la asimetría entre los géneros, proteger a los agresores sexuales y mantener la coercitiva violencia de la dominación masculina en nuestras sociedades patriarcales.

Enrique Stola es médico psiquiatra, experto en violencia de género y masculinidades. 

https://www.telam.com.ar/notas/202308/638610-opinion-violacion-palermo.html

30/08/2023

“Lo que excita a los abusadores y violadores es el ejercicio del poder”

El prestigio médico psiquiatra, activista feminista y de los Derechos Humanos, concedió una esclarecedora entrevista a Radio Rojas en la que, con su proverbial claridad, analizó temas de candente actualidad – Abuso sexual en las infancias, el rol de la justicia y la mirada de la sociedad

El prestigio médico psiquiatra, activista feminista y de los Derechos Humanos Enrique Stola, concedió una esclarecedora entrevista a Radio Rojas en la que, con su proverbial claridad, analizó temas de candente actualidad.

En El Nuevo en Radio, el reconocido profesional rojense sostuvo que “estamos en un momento donde hay un resquebrajamiento de las masculinidades tradicionales. Quizás se habla de nueva masculinidad, pero en realidad siempre hubo nuevas masculinidades, porque nuestros abuelos fueron diferentes a nuestros padres en su forma de ejercer la masculinidad. Hay cambios que se van produciendo a nivel cultural, económico, que van modificando la forma de ser, y lo que se trata es de tener masculinidades críticas, que sean críticas a las diversas formas de dominación masculina”.

En esa línea, precisó que los feminismos han cuestionado este modo de dominación de género, pero también han hecho visible el modo de dominación neoliberal, y también el modo de dominación racial de la etnia blanca. También habla de cómo se configura esto y traspasa los cuerpos. Pero si nos fijamos en lo que son los discursos de la derecha y la ultraderecha, como los del imbécil de Milei aquí en la Argentina, apuntan fundamentalmente a los derechos conquistados por las mujeres y a limitar esos derechos, y también los de niños y niñas. Son posiciones antiderechos y además claramente antifeministas”.

Por ello, subrayó que “algo a lo cual tenemos que apuntar es a cómo votamos en la democracia, en estas democracias tan limitadas que tenemos, donde en general se vota por cuestiones afectivas, por identificaciones, o sea que puedo decir que los políticos son todos una porquería, y lo peor de todo es que terminan representando a cierta parte de la sociedad, que no se pone a pensar cuál es el programa que tiene para ofrecer y qué es lo que realmente hará. Por eso es que terminamos escuchando cosas terribles”.

EL ABUSO SEXUAL

“¿Cuántos casos conocemos públicamente o que han ido al poder judicial, por abuso sexual, en 2021 y 2022? A lo sumo se conocerán uno o dos, y la cuestión es que, tanto en Rojas como en cualquier ciudad, hay una agresión sexual que se oculta profundamente, que es el incesto paternofilial, que ocurre dentro de las familias, dentro de las buenas familias, ocurre en cualquier clase social, en cualquier sector social. Muestran las estadísticas que más o menos de cien casos denunciados, solo tres de ellos llegan a juicio y uno es condenado. Se calcula además que de veinte casos que pueden ocurrir solamente uno se llega a denunciar. Entonces hay una cifra oculta que es terrible, porque las agresiones sexuales forman parte de la cultura de la violación y el lugar donde mayor cantidad de agresiones sexuales existen es en la propia casa”.

EL ROL DE LA JUSTICIA

“Primero quiero rescatar a aquella gente que trabaja y pertenece al Poder Judicial y lo hace con honestidad, con entrega, con empatía, con cuidado de las personas, que hacen todo lo posible para que funcione este espacio en donde está la ilusión de que uno va a encontrar justicia. Pero ese sector es minoritario, porque el sector mayoritario se mueve dentro del Poder Judicial más o menos como Gasalla parodiaba a la empleada pública: con falta de empatía, con desinterés. Eso por un lado, pero por otro está lo que es el poder hegemónico. Los que tienen la manija dentro del Poder Judicial están fundamentalmente para garantizar algo que dijo, en otras palabras, el presidente de la Corte Suprema en su momento: que nuestra constitución, no está en contradicción y facilita la acción del mercado, o sea que garantiza la dominación de clases, luego también garantiza la dominación de género porque no facilitan para nada todo lo que es la investigación y denuncias de agresiones sexuales, e incluso tienen instrumentos de castigo contra madres que denuncian estos incestos paternos filiales. O sea que las acusan de falsa denuncia y las castigan, y hasta le sacan a los hijos”.

CRIMEN Y CASTIGO

“En el caso de Fernando (Báez Sosa), ese terrible asesinato que se produjo en la Costa Atlántica, lo que me impactaba es que tanta gente se sintiera bien pidiendo la pena de muerte o que los manden a la cárcel (a los imputados) como escribían en los periódicos, o como algún periodista mostraba un frasquito de vaselina para que los violen. Me parece terrible que se utilice como castigo la violación, algo que a su vez era sostenido por miles de personas que a su vez eran consideradas como muy buenos ciudadanos. Así que, cuando fueron condenados, con una altísima pena, mucha gente sintió que eran los buenos ciudadanos de Argentina y los malos estaban ahí, cuando en realidad la cantidad de agresiones sexuales o agresiones en grupo, es algo que se está produciendo permanentemente en el país. Después, que no se conozcan, es otra historia. En España, por ejemplo, país con el cual tenemos bastantes afinidades, donde hay medios económicos para realizar estadísticas, se está demostrando que están aumentando las agresiones sexuales en grupo de adolescentes contra niños y niñas y contra otras adolescentes, y esto es por efecto de la pornografía, ya que, cuando no hay educación sexual, la que educa es la pornografía”.

EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

“En el 2019 el 80 por ciento de las denuncias que se hicieron en Capital Federal de agresiones sexuales a niños y niñas las hicieron docentes, porque esos chicos y chicas entraron en crisis y contaron lo que les estaba pasando en sus casas, es decir que le pudieron poner palabras a lo que les sucedía. Por otro lado tenés un montón de buenos padres y madres que dicen “con mis hijos no” y con esta consigna de que los chicos no tienen que ser educados sexualmente lo que están haciendo es proteger a los agresores sexuales y a los abusadores. Hay estudios que indican que chicos y chicas de 5 a 8 años se ponen en contacto con producciones pornográficas en forma casual o no tan casual, no porque ellos lo busquen, sino porque existen algoritmos que los inducen a encontrarse con esos contenidos; por otro lado tenemos una cuestión que cambiará nuestras vidas, que es el tema de la Inteligencia Artificial, algo que a los y las docentes les va a romper la cabeza, porque no van a poder tomar tan fácilmente exámenes escritos, ya que una pregunta puesta en un teléfono en pocos segundos tendrá la respuestas, o sea que el pibe la copia y se acabó. En otro marco, cada vez más los agresores sexuales están utilizando internet para contactar a niños, niñas y adolescentes, a mujeres, y atraparlas para objetivos que están dentro de la connotación sexual y se está haciendo poco en contra de eso, en todo el mundo, se está haciendo poco para formar a los docentes en estos temas”.

ABUSO Y SOCIEDAD

“En cuanto a los grupos de prostitución infantil, que tanta relevancia ha tomado en los últimos tiempos, tiene que quedar claro que la pedofilia no es una orientación sexual, más allá de que existen algunos chantas que lo relacionan con el amor por el significado de las palabras. Pero la realidad es que las investigaciones muestran es que a los tipos que agreden sexualmente a niños y a niños, o que hay una marcadísima diferencia de edad, lo que les excita es el ejercicio de poder sobre esa persona, como al violador lo que le excita es el ejercicio de poder, como al progenitor que es un incestuoso y ejerce el poder sobre su hijo lo que le excita es el ejercicio de ese poder, dominarlo con su cuerpo. Por eso lejos está de ser una orientación sexual. Tenemos que tomar a la gran maestra Eva Giberti, que dice que no es abuso sexual infantil, sino que es abuso sexual contra las infancias, porque de infantil no tiene nada este abuso, entonces hay que cambiar ese concepto. En el caso de la iglesia católica no ha cambiado nada, es más, hasta el momento Bergoglio todavía no recibió a los agredidos sexualmente por curas de Argentina, y esto es porque sigue protegiendo al cura Grassi, que sigue siendo cura a pesar que no tiene instancias para revertir su condena. Mientras tanto tiene que estar en la cárcel hasta el 2028, y sé que se ha recibido de abogado, o sea que cuando salga seguirá ligado a la iglesia, hará una serie en Netflix para promocionarse, buscando este pedófilo que todos se olviden lo que hizo. Por eso me siento frustrado muchas veces, sobre todo cuando hay casos tan terribles en Argentina, donde a las mujeres madres protectoras les sacan los chicos, se los arrancan jueces perversos y perversas que hay en todas las provincias y en la Capital Federal, y por más que uno pelee, haga informes y conferencias de prensa, no se modifica la situación. Eso es algo que me frustra bastante”.

“Lo que excita a los abusadores y violadores es el ejercicio del poder”

01/05/2023

Con relación al crimen de Fernando Báez Sosa, aquí van mis respuestas completas al reportaje publicado el 15/01/2023 por «El Editor», dado que en la edición eliminaron nociones y conceptos que considero importantes.

Periodista Fernanda Sandez. (al final de mi publicación está el link de El Editor)

1.- Desde el punto de vista de las masculinidades, ¿cómo podemos leer el crimen de Fernando Báez Sosa? 

Desde que surge el conflicto dentro del local Le brique hasta este momento del juicio (12 de enero) los acusados vienen cumpliendo con lo que se espera de un macho en nuestras sociedades: varones que atacan con violencia física y verbal, gritos descalificatorios de contenido clasista-racista y la expresión de emociones y sentimientos que tienen que ver con el sentirse machos. Se identifican como grupo y cada uno con el grupo, debiendo mantenerse la lealtad y no expresar otras emociones y sentimientos que demuestren “debilidad” a la mirada de los demás. Agredir violentamente, vencer al otro y sentir que individualmente y como grupo son poderosos es parte de los rituales de reconfirmación de la propia masculinidad, tal como lo exige la sociedad patriarcal.

    2- ¿Cuánto se avanzó en el combate de estos estereotipos? Porque uno de los agresores, de hecho, en uno de sus chats, comentó «sin piñas no hay alta noche».

    La expresión es asumida por miles de pibes en nuestro país, que consideran que la pelea y el sometimiento de otros es parte del divertimento. Debemos considerarlo una práctica masculina que además ratifica su idea de qué es ser hombre: “somos machos”. Es parte de la socialización masculina y, aunque un porcentaje de varones ha roto con esos patrones, lo cierto es que la sociedad sigue produciendo, recreando y sosteniendo la mentalidad patriarcal, la dominación masculina y la hegemonía de estereotipos que siguen colocando en situación de subordinación a las mujeres y a las personas trans-travestis y no binaries. ¿Conocemos políticas del Estado dirigidas a modificar la mentalidad machista, que apunten fundamentalmente a los varones y que sean sostenida por todos los ministerios? No existen. En la actualidad ni siquiera se cumple en todas las escuelas con la Educación Sexual Integral (ESI) mientras la perspectiva de género es desconocida por la mayoría de les profesionales que producen las universidades.

    3- Usted intervino como perito en el juicio político al juez Carlos Rossi que liberó a quien finalmente termino siendo el femicida de Micaela García. ¿Podemos ver sesgos patriarcales también aquí? ¿En qué detalles? 

    El juez, como era de esperar, fue absuelto por la defensa corporativa de la institución judicial. Lo patriarcal se expresa en la estructura socioeconómico-cultural, instituciones estatales y no estatales, prácticas sociales y en los vínculos afectivos. La gran lucha que vienen sosteniendo los feminismos ha permeado los discursos sociales y producido fisuras en lo patriarcal de las instituciones, pero sólo ha modificado las practicas sociales en un amplio segmento de mujeres, en porción menor en el sector LGTBIQ+ y muy poco en la estructura ideológica que sostiene el sistema de creencias masculinas. Los femicidios, transfemicidios, travesticidios, el altísimo nivel de violencias machistas, la trata de personas con fines de explotación sexual de mujeres, niñes, trans-travestis, la pornografía como educación sexual, la explotación reproductiva (alquiler de vientres), la cultura prostituyente, el racismo y el clasismo, son indicadores de lo mal que estamos. Además, estamos viviendo una época de ataque de los sectores reaccionarios a las conquistas logradas y a los derechos humanos de mujeres, niñes, trans-travestis-no binaries, movimientos sociales, pueblos indígenas y pobres. 

    El asesinato por la acción violenta de un grupo de varones, como el que nos ocupa, es la consecuencia de la acción extrema de formas de reafirmación de la masculinidad y nos muestra el riesgo que corren muchísimos adolescentes y jóvenes adultos cada semana. Se ha calificado en varios medios de comunicación este asesinato como clasista y racista. Estoy de acuerdo con el uso de esas categorías para analizar lo sucedido. No importa la clase social a la que pertenecen los rugbiers, lo que importa son los calificativos racistas usados como el “negro de mierda”, que como señala Achille Mbembe va más allá del color de la piel, se extiende a todos lo que son pobres y en nuestro país a quienes pertenecen a determinada posición política. En ese acto de agresión, ellos actuaron en sintonía con el disciplinamiento clasista y el supremacismo blanco que atraviesa a nuestra sociedad.

    4- Se ha construido, en espacial desde los medios, la idea de estos asesinos como «monstruos», «lobos», «manada. Al animalizarlos, los convertimos en algo que nada tiene que ver con nosotros. ¿Cómo es ese mecanismo? 

    Mientras los ricos o las clases dominantes tienen afinados mecanismos de ocultamiento de las violencias que ejercen, por el contrario, vemos muchas veces que en un barrio al ser descubierto un agresor sexual los vecinos tratan de hacer justicia por mano propia, entonces suelen quemar la casa donde el acusado vive o donde se refugió. La rebelión y el fuego actúan como un “purificador” social, una performance que los hace sentir diferentes y ratifica la idea de que quienes castigan no tienen ninguna responsabilidad en la violencia sexual machista y que sus conductas no tienen nada que ver con ese personaje calificado de monstruo, que es lo diferente y que no integra un nosotros. Lo mismo parece estar ocurriendo aquí y ahora con gran parte de les periodistas y la población que están siguiendo el juicio: mientras se espera de los acusados gestos que paradójicamente la sociedad les enseñó que no debían hacer si eran “hombres”, a la vez en las redes y en comentarios informales se les desea y pronostica que nada bien la van a pasar en la cárcel mientras otros dicen que se merecen que les “rompan sus blancos culos” o “le hagan sangrar el orto”. Llegamos a ver en Crónica TV a un periodista, corresponsal para el juicio, mostrando un frasquito de vaselina diciendo que los acusados debían prepararse para ir a la cárcel (11/01 emisión horario nocturno), todas afirmaciones que son la expresión vulgar del sostenimiento de la cultura de la violación. En un mismo acto, la mayoría siente que no tiene ninguna responsabilidad, desde sus creencias y prácticas cotidianas, de las conductas agresivas ejecutadas por el grupo juzgado, aunque gran parte de esos observadores se opongan a la Educación Sexual Integral, a los derechos de las mujeres y LGTBIQ+, aunque diariamente hablen de “los negros de mierda, planeros y vagos”, o exploten a mujeres o le expropien el tiempo a su pareja que se hace cargo de los cuidados en el hogar. El juicio ha permitido que durante varias horas al día gran parte de los televidentes sientan que son las y los buenos, se sienten modelos de ciudadanía en la sociedad argentina.

    5– Dos crímenes, dos víctimas y dos desenlaces: Nahir Galarza -sentenciada a perpetua velozmente- y ocho criminales sin condena luego de tres años. ¿Cómo podríamos entender eso?

    Cada vez que una mujer comete un delito que normalmente realizan los varones, los dispositivos que garantizan la dominación masculina se activan al máximo, la publicidad y el sensacionalismo destrozan la vida de la mujer, la que es expuesta como si estuviera en la Edad Media y la hicieran caminar desnuda rumbo al cadalso. Cuando llega al Poder Judicial tiene altísimas posibilidades de ser procesada y juzgada, que es lo que ocurrió con Nahir, por funcionarios de mentalidad machista aunque éstos estén legal y éticamente obligados a tener perspectiva de género. 

    Un juicio con sesgo machista y rápida condena dejó la sensación a quienes participaron de que eran eficaces agentes de justicia y a la sociedad patriarcal que era un justo acto de disciplinamiento a esa mujer y a todas aquellas a “las que se les va la mano con el feminismo”. Si bien fue llamativa la rapidez en el juicio a Nahir y aunque para el tribunal Superior de Justicia de Entre Ríos es una muestra de lo bien que ellos trabajan (¡!), también hay otros casos de mujeres donde se alargan la posibilidad de ser juzgadas a límites insoportables para ellas, como es el caso de Michelle Youayou en Ciudad de Buenos Aires, madre protectora, mujer pobrísima, negra, francesa y sin recursos ni ayuda en Argentina mientras el  juez Paduczak, del TOC 22, no concreta su juicio sin importarle su situación vital lo que ya constituye una pena accesoria previa.

    6- ¿Por qué nadie intervino? ¿Cómo nadie pudo organizar algo y meterse a frenarlos?

    No tengo una respuesta a esta pregunta. He visto videos de otros grupos de machitos agrediendo y las escenas son confusas cuando otras personas tratan de detener las agresiones. De igual manera, especialmente entre adolescentes, hay otros de su edad suelen estimular la pelea. Desconozco qué pasó con cada observador/a en esa trágica noche, más allá de lo que se conoce sobre el rol de algunos integrantes del grupo controlando para que los amigos de Fernando no intervinieran.

    7- Mataron en banda a una persona indefensa. ¿Por qué creemos que de la cárcel saldrán mejores?

    Las cárceles de Argentina no son para recuperar a nadie sino para el castigo, según la concepción reinante desde hace siglos y que atraviesa estas instituciones de encierro. Los avances sobre Derechos Humanos no alcanzan a la población carcelaria, ocupada como en todo el mundo capitalista fundamentalmente por pobres, negros, marrones, gitanos, etc. 

    No se conocen públicamente evaluaciones periciales psiquiátricas ni psicológicas de “los rugbiers” y desconocemos los recursos congnitivo-afectivos y materiales que tienen, por lo que es difícil hacer un pronóstico. Hay colegas que están hablando sobre sus estructuras de personalidad y/o patología mental, lo que me parece lamentable. No es ético hacer diagnósticos clínicos de las personas sin evaluarlas con las metodologías adecuadas en la práctica psicológica y psiquiátrica. Decir públicamente que son psicópatas o perversos es tirarles por la cabeza teorías sin el menor anclaje en la realidad psíquica de los acusados. Situación diferente tienen las y los criminólogos, cuyos criterios les permiten hacer evaluaciones con la información existente. En general las conductas violentas se pueden desaprender o controlar, hay que apostar a brindar los recursos para que eso suceda.

    8- ¿Qué lectura hace de esos padres y madres que hablan de «tragedia» o de «desgracia».

    Me es casi imposible explicar sus conductas (explicar no es justificar) sin conocerles. Sí me atrevo a inferir que ninguno/a de ellos/as cree que su hijo agredió con el fin de asesinar, de allí que hablen de tragedia o desgracia. 

    Sobre lo que sí puedo opinar es acerca de los cuestionamientos que se le hacen a las familias cómo responsables de la educación de los acusados. 

    El culpar al grupo familiar o personas cuidadoras de la conducta de sus hijos es producto de una concepción que ve la red familiar como algo desconectado del entramado social y de los discursos dominantes. Esta perspectiva es muchas veces producto de una ideología conservadora y en otros de la ignorancia. 

    Hay una multitud de factores y posibilidades que se dan en cada persona, en cada singularidad y que explican su conducta. Observemos la edad que tienen los integrantes del grupo y qué ha sucedido en nuestras sociedades en este siglo. 

    A pesar de la resistencia de muchas personas y grupos solidarios, cada día se fracturan más los lazos comunitarios mientras el neoliberalismo como paradigma civilizatorio entroniza el individualismo, el egoísmo, la competencia y la meritocracia. Hubo en los últimos veinte años un profundo cambio en el proceso de subjetivación social producto de internet y la cultura material, por lo que les niñes y jóvenes tienen una multiplicidad de estímulos y opciones de diferentes creencias y valores/disvalores que pueden alejarlos totalmente de las creencias que sostienen sus madres y padres.

    Entonces, culpar a las familias de los agresores me parece un acto de discriminación, de castigo social hacia ellas y de un “lavado de manos” del grado de responsabilidad que todes tenemos en nuestra sociedad de acuerdo con el lugar que ocupamos, cuando sostenemos creencias y prácticas sociales que mantienen las estructuras de dominación social produciendo dolor y desesperanza.

    9- ¿Por qué después de lo de Fernando nadie se siente a salvo?

    Por qué el asesinato de Fernando se constituyó en un caso paradigmático y de alto impacto social requiere un estudio pormenorizado desde las ciencias sociales. Han sucedido y suceden diariamente hechos que nos deberían conmover, pero no ocurre así. En estos días hay información de ataques en patota a jóvenes en Córdoba, Cañuelas, Gral. Villegas y seguramente deben existir más hechos no denunciados ni publicados en redes. 

    Es cierto que las familias con adolescentes y jóvenes adultos tienen suficientes motivos para tener miedo de que sus hijos vivan una experiencia límite. El Estado tiene aquí una tarea que cumplir y los ministerios de seguridad deben darse una estrategia ante esta realidad. Son necesarias políticas sostenibles en el tiempo que tiendan a modificar comportamientos violentos, sexistas y racistas.

    10- A poco del crimen, el boliche reabrió y la gente fue a bailar, ¿Como se compatibiliza la solidaridad con gestos de indiferencia como éste?

    No se compatibilizan y eso es lo que sucede diariamente con todas las dolorosas situaciones que no impactan socialmente. El asesinato de Fernando y el retorno de jóvenes para bailar en el mismo boliche, cosa luego imposible por la clausura del local por el impacto afectivo que el hecho provocó en la población, fue un indicador de cómo estamos como sociedad. Nos “acostumbramos” a las diferentes violencias cotidianas; no nos indignamos ante la situación de los cuerpos que no importanlas personas desechables; dejamos por ejemplo que el Poder Judicial sea un espacio de alto riesgo para madres-protectoras y sus hijes; aceptamos que la posibilidad de justicia no exista para les pobres; nos parece natural que el sexismo, el clasismo y el racismo se desplieguen casi sin límites. A veces somos solidarios y otras veces nos disociamos y somos indiferentes. Estamos diariamente sobreexigidos para sobrevivir. Nuestras conductas en general son contradictorias, los grises de diferente intensidad nos impregnan.

    «Enrique Stola: la sociedad sigue produciendo y sosteniendo la mentalidad patriarcal»  Publicado por El Editor, 15 de enero 2023. Periodista Fernanda Sánchez.

    https://www.eleditor.com.ar/nota-enrique-stola-la-sociedad-sigue-produciendo-y-sosteniendo-la-mentalidad-patriarcal-1644

    El mensaje que emiten quienes se suicidan luego de cometer un femicidio

    Por Miranda Carrete- Página 12 – 30 de septiembre 2022

    https://www.pagina12.com.ar/485620-el-mensaje-que-emiten-quienes-se-suicidan-luego-de-cometer-u

    En la semana pasada se registraton cinco femicidios en la provincia de Buenos Aires, tres de ellos terminaron con los ejecutores dándose muerte con la misma arma que habían usado contra sus víctimas. El año pasado, de los 300 femicidios que se contaron, 41 concluyeron con el suicidio del agresor. ¿Qué mensaje dejan estos últimos actos? ¿A quién le hablan?

    Según estadísticas del Observatorio Lucía Perez, se registraron 240 femicidios en lo que va del año. De esa cifra 41 femicidas se suicidaron luego de matar a sus víctimas. El mismo número que relevó La Casa del Encuentro, para todo el 2021 (41 de 305 crímenes de género contra mujeres, trans y travestis). No se trata de casos aislados. Para reflexionar sobre ¿qué tipo de mensaje es el suicidio? ¿Qué opera en ese último acto de violencia? y si es viable la reparación de las familias en estos casos, consultamos con profesionales y especialistas.

    En Argentina se registra un femicidio cada 29 horas, la tercera semana de septiembre se sumaron a esa extensa lista que crece todos los días los nombres de María Alejandra, Esther, Agustina y Patricia. Todas mujeres asesinadas por personas de su entorno o ex parejas. Dos de los casos fueron femicidios seguidos de suicidio. La pregunta de porqué esta práctica es recurrente, surge con más fuerza. 

    ¿Qué es lo que lleva a un femicida a quitarse la vida? 

    Es difícil determinar un motivo, ni todos los casos son similares, sin embargo a partir de los puntos en común, se desprenden varios ejes de análisis que van desde la dominación masculina, dependencia psicológica y cosificación sobre las víctimas, al temor a las consecuencias sociales que tiene hoy ser un femicida y la condena penal. 

    “La mayoría de los hombres violentos en general, mucho más quiénes terminan suicidándose establecen con las mujeres victimizadas una situación de dependencia psicológica”, dice Enrique Stola, médico psiquiatra. Es la cosificación llevada al extremo, el ejercicio permanente de poder, la dominación y luego la destrucción de la mujer victimizada “el femicidio es el ante último acto de poder, el último es matarse, pero él es el que decide”, describe. 

    Según los especialistas entrevistados es común que el femicidio ocurra cuando la víctima empieza a encontrar la salida a esa relación de violencia, en muchos casos el victimario da mensajes previos, es una forma de sostener y perpetuar ese vínculo de poder. Las estadísticas también hablan de esto: el lugar más inseguro continúa siendo la vivienda o la vivienda compartida con el agresor, un 60 % de los femicidios en 2022 fueron en el hogar de las víctimas y muchas habían realizado la denuncia previa. 

    “El mensaje del acto suicida generalmente es que no aceptarían tener que dar cuenta de lo que hicieron delante de la ley, o ser juzgados porque la mayoría cree que lo que hicieron está bien, y tampoco se puede seguir existiendo sin ese objeto”, analiza Daiana Borquez, licenciada en psicología especializada en perspectiva de género y derechos humanos. 

    Antonella D’Alessio, psicóloga transfeminista e integrante de la REP (Red de Psicólogxs Feministas), considera que los victimarios se suicidan porque no quieren hacerse cargo de las consecuencias. “Piensan que tienen derecho a violentar, es un lugar que a los varones se les ha enseñado, es correrse de la posibilidad de recibir un castigo por lo que hizo. Algo que no pueden soportar”, dice Antonella. Lo relaciona con el avance del feminismo en los discursos sociales y la opinión pública “hay una sociedad que los va a condenar públicamente y ellos no están dispuestos a que eso suceda, a manchar su imagen en el mundo público por eso siempre le hechan la culpa a las víctimas”. 

    En cambio Enrique Stola no coincide con esta mirada, según el médico psiquiatra se debe a la posibilidad de perder ese objeto dominado, una operación de dependencia que se traslada a la violencia más extrema que es el femicidio y luego para continuar con la situación de dominación, se suicida “el individuo pierde totalmente el sentido de su vida”. Suma a este análisis que el ejercicio de poder machista se ve reflejado, también, en el accionar del entorno de la víctima. Ejemplifica con el caso del femicida Jorge Neuss, que el 10 de octubre de 2010, asesinó a Silvia Saravia, y luego se suicidó. La negación de la violencia en su entorno llevó a que en los obituarios los despidieran juntos, como si hubiera sido un accidente y la enterraron en la misma bóveda que su victimario. “La clase alta, blanca y burguesa de nuestro país negando la violencia de género, a la que son sometidas muchas mujeres”

    ¿Qué pasa cuando no se puede juzgar al culpable? 


    El suicidio después de un femicidio, desde lo legal y lo simbólico, abre una pregunta más amplia sobre el funcionamiento del sistema judicial penal cuando la persona ejecutora no puede ser juzgada judicialmente. Sucede también con delitos de violencia sexual, de lesa humanidad o masacres que pasaron hace muchos años. En todas esas situaciones de ausencia de condena “el mensaje fundamental que se transmite es el mensaje de la impunidad”, cuenta Luli Sanchez, abogadx lesbianx feminista. Sin embargo, aclara que la imposibilidad de una condena no impide otro tipo de reparación: “Hay dos dimensiones de las obligaciones estatales, una es llevar a juicio al autor y condenarlo. Otra, la obligación de reparar a la víctima cuando el autor no está en condiciones de reparar”, apunta lx abogadx. Histórica y culturalmente costó mucho visibilizar estos casos, como crímenes. Hace algún tiempo se lo calificaba como tragedia familiar o suicidio encubierto. 

    Cristina Montserrat Hendrickse, abogada y militante trans, coincide en este punto y asegura que desde lo legal el femicidio seguido de suicidio significa la extinción de la acción penal. Para Cristina estos casos demuestran que la esperanza que generó en 2012 el reconocimiento social y legal de los femicidios, el agravante de la pena por cuestiones de género “no ha disuadido a los femicidas de cometer estos delitos. Esta situación nos empuja a replantearnos, si alcanza con el derecho penal. Si no les interesa su vida menos les va a interesar la prisión perpetua”. 

    Hacia la reparación

    En estos casos la falta de condena prolonga la impunidad de la pérdida, la imposibilidad de conseguir el mayor acto de justicia que conocemos desde lo legal. “Nuestra ideología punitivista se centra fundamentalmente en la condena, en el sistema penal. El Estado pone los recursos en función de la condena y también en función de la impunidad”, explica Luli Sanchez. En estos casos existen obligaciones de reparación del daño que exceden la autoría “hacerse cargo de la responsabilidad social, más allá del sobrecargar las tintas en el autor individual”. Cuando el femicida se quita la vida y la causa se cierra, además de una indemnización a la familia, o el inicio de un proceso por daños y perjuicios, algunos actos reparatorios pueden ser una fecha en el calendario escolar, el nombre de una ley, una determinada política o programa “es necesario que intervengan otros poderes del Estado”, indica. 

    Luli Sanchez recupera un caso con el que está trabajando, entregan el cuerpo de la víctima al acusado, por el hecho de ser su marido, “pasa también en casos de la comunidad LGBT donde aunque seas la esposa de 20 años, si no tenes el papel que dice que estás casada, no te entregan nunca el cuerpo se lo dan a la mamá” 

    Cristina opina que la pena es necesaria, pero no es suficiente, porque los números siguen creciendo y la violencia se incrementa. Ella lo relaciona con la cultura patriarcal, la construcción social de la masculinidad hegemónica “el varón debe ser el mejor, el campeón, estar primero. Esa competitividad coloca a la mujer en un lugar de objeto: si no lo tengo yo no lo tiene nadie, la matan y después se matan”, reflexiona Cristina.

    Daiana trabaja en espacios comunitarios y campesinos, estuvo en contacto con muchos casos que ni siquiera fueron denunciados en el momento en el que sucedió el femicidio y fueron las nietas o hijas, quiénes rompieron el silencio. “Venía algún paciente por otra cosa y de pronto salía en su terapia que su madre o su tía o su abuela había sido asesinada en un femicidio seguido de suicidio”, comenta. Poder recuperar lo que pasó, ponerle palabras y reconstruir esa historia familiar, son factores que aportan a la reparación. 

    Como psicóloga y sobreviviente de violencia machista, Antonella asegura que siempre hay reparación, desde un plano psíquico, un proceso lento para las familias pero necesario del que el Estado debería participar con herramientas para poder garantizar de forma efectiva las condiciones y los recursos.

    Hablemos de violencia 

    Los números indican que es necesario seguir hablando sobre los casos de violencia que se agravan y multiplican. Cristina Montserrat Hendrickse propone enfocar y abordar el tema desde lo cultural, más que en el ámbito penal, dondelas leyes ya están escritas y deberían cumplirse. El principio es la instalada cultura patriarcal, “el deber ser sobre el varón, que tiene que ser el mejor, llegar primero, nos coloca como un objeto de esa competitividad, si yo no lo tengo, no lo tiene nadie y después se matan”. 

    En esa misma línea Antonella reclama el efectivo cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral en las escuelas para “desarmar la idea jerárquica patriarcal binaria heterocis normada que se ha construido sobre la humanidad porque eso es lo que atenta contra la vida de tantas personas” 

    Ley Brisa 

    En 2018 se sancionó la Ley 27.452, conocida como Ley Brisa. La iniciativa reconoce el derecho a cobrar una suma mensual y a tener cobertura de salud para las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia familiar o de género. Se financia con fondos públicos y estas últimas semanas estuvo en la mira porque la defensora de la Niñez, Marisa Graham, denunció un recorte presupuestario en el área que afectaría el cumplimiento de la norma. La carátula la de femicidio seguido de suicidio, no deberia afectar la aplicación de esta ley que intenta reparar a los hijxs de la víctima. 

    Sin la transformación de los varones el resultado seguirá siendo una mujer asesinada cada día. No alcanza con espantarnos ante cada femicidio. No alcanza el repudio público. El feminismo nos muestra (aunque no queramos ver) que el cambio debe ser mucho más profundo, revolucionario diría yo. ¿De qué parte nos tenemos que hacer cargo? El médico psiquiatra Enrique Stola nos ayuda a entender un poco más de qué se trata todo esto.

    06 de marzo de 2021 – 19:41 El próximo 3 de junio se cumplen siete años del primer «Ni una menos»; hoy, matan a una mujer por razones de género cada 23 horas Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidades

    Por Luciano Peralta

    Pensar el feminismo como cosa de mujeres es el primer gran error. Tanto como pensar la pobreza como cosa de pobres o la corrupción como cosa de corruptos. No digo que sea un ejercicio fácil, porque no lo es, pero el presente nos interpela a todos, y particularmente a los varones heterosexuales, a animarnos a repensarnos, a poner en crisis los valores y las creencias con las que crecimos, y a actuar en consecuencia.

    En eso andamos una marcada minoría, aunque cada vez más grande en número y más consciente de las enormes diferencias que existen entre mujeres y varones. Lo que (nos guste o no, muchachos) nos convierte en privilegiados. Y acá hago un primer aporte: tratemos, los varones heterosexuales, de no enojarnos y seguir leyendo. Porque el enojo, además de ser lógico y entendible, es un mecanismo de defensa.

    ¡Listo, este ya empezó atacándome, no leo más!, podría ser una respuesta esperable a estos dos primeros párrafos. Pero no, hagamos el esfuerzo y no nos enojemos. Puede ser un buen principio al desafío de entender por qué somos privilegiados y de qué nos tenemos que hacer cargo, como nos reclaman las mujeres a diario, sobre todo después de algún femicidio de esos a los que, lamentablemente, la realidad nos empuja a acostumbrarnos.

    Cuestionar los discursos circulantes en la sociedad es parte, o debería serlo al menos, del trabajo de comunicadores y comunicadoras. La palabra es el campo de batalla en el que se da la cotidiana lucha por la construcción de sentido. En el capitalismo, esa disputa ha sido largamente ganada por hombres heterosexuales, dueños del poder económico, político y judicial.

    El siglo XX nos enseñó que para ser un “hombre de bien” había que trabajar todo el día (siendo dueño, jefe o simple empleado, es indiferente) y llevar el sustento a casa, sin que importe pasar tiempo con nuestros hijos. Y les enseño a ellas que para ser “una mujer respetada” (por los hombres, claro) debía ocuparse de los niños, de su educación y cuidado, y de los quehaceres hogareños.

    Las distintas crisis del capitalismo y las luchas feministas pusieron en jaque ese cuentito, una y otra vez. Pero el poder de reconfiguración es grande. Entonces, si bien se lograron conquistas, como el voto femenino o, más recientemente, el reconocimiento jurídico de figuras como la “violencia de género” o el “femicidio”, lo cierto es que vivimos en una sociedad que somete a las mujeres, que las mata cada 23 horas.

    Ahora bien, ¿de todo eso nos tenemos que hacer cargo los varones? Yo, que me considero un buen padre, un buen hijo y un buen esposo, ¿también entro en la lista? La respuesta es: sí. Porque, justamente, se trata de repensar ¿qué es ser un buen padre? ¿cómo se es buen hijo? ¿cómo debería ser un buen esposo?

    Abro el juego y pregunto: ¿Por qué me enojo si mi hijo se pinta las uñas? ¿dónde dice que “es cosa de nenas”? ¿qué nos pasa con las “cosas de nena”? ¿Por qué los nenes no lloran? ¿Por qué hay tantos padres separados que no se hacen cargo de los hijos que traen al mundo? ¿Por qué los otros padres no decimos nada? ¿Por qué es la madre la que “tiene” que asumir esa responsabilidad? ¿Por qué no cambian los pañales? ¿Por qué la infidelidad nuestra sigue teniendo cierta aceptación, pero si te encuentro con otro te mato?

    Los disparadores para repensar nuestras prácticas de “buen hombre” son infinitos y, por otro lado, es cierto, también, que es imposible cambiar todo de un día para el otro. Pero, por algún lugar hay que empezar. Y entender que las cosas nos son iguales para varones que para mujeres puede ser un gran comienzo.

    Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidade

    Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidade

    A eso apunta esta nota. El entrevistado fue el médico psiquiatra feminista Enrique Stola. Se trata de un especialista en psicología clínica, doctorando en filosofía, profesor, experto en género, violencias y abuso sexual, entre otros títulos. El currículum y la trayectoria de Stola son mucho más amplios, pero, sin lugar a dudas, es su capacidad de trasmitir ideas la que lo ha puesto en el lugar de referente al momento de hablar de violencias y “nuevas masculinidades”.

    – LP: ¿Por dónde empezamos a hacernos cargo los varones?

    ES: No existe una solución, pero sí existen algunos conocimientos que si se ponen en práctica pueden producir algunos cambios. Por ejemplo, es importante que comunicadores sociales, que saben cómo hacerlo, hablen. Como lo hizo Lalo Mir, bienvenido Lalo, pero se tienen que sumar más. Porque lo que ocurre en los medios de comunicación es que, por un lado, hay pocos varones que entiendan qué es la violencia de género. Entonces, en general, cunado hablan de violencia de género se refieren a casos extremos. Segundo, hay pocas mujeres feministas en los medios de comunicación y, en tercer término, no tienen lugar los varones que están trabajando en diferentes partes del país para modificar esta situación. Entonces, los medios fortalecen la idea de que aquellos varones que ejercen violencia extrema son todos loquitos o enfermos. Y no lo son. Aunque colegas psiquiatras, sin formación en perspectiva de género ni en el campo de las ciencias sociales, los califiquen como tales. Estos psiquiatras no hacen más que psiquiatrizar las conductas de los varones que, en realidad, son conductas sociales, culturales. Y en ese ida y vuelta entre sociedad y medios se activa el mecanismo que sostiene: “qué horror es todo esto, pero nosotros no tenemos nada que ver; son ellos, los repudiamos”.

    «Los medios fortalecen la idea de que aquellos varones que ejercen violencia extrema son todos loquitos o enfermos. Y no lo son»

    – LP: ¿Por qué eso no alcanza?

    ES: Si uno analiza lo que es la violencia de género como sistema de dominación, junto a otras dimensiones, como raza y clase, te das cuenta que el sustento de esto es “no las queremos golpeadas”, “no las queremos asesinadas, nos horroriza eso”, pero que sigan subordinadas. Entonces, ese buen hombre que está mirando televisión en su casa mientras su esposa trabaja, está ejerciendo violencia y no lo sabe; no piensa que su pareja no igualitaria -la que no co-gestiona el hogar, si no que esta responsabilidad recae sobre la mujer- tiene que trabajar, como mínimo, tres horas más por día en las tareas de cuidado, entre ellas la de atenderlo a él. Lo que digo es que si este buen hombre se haría cargo de la hora y media que le corresponde, la mujer podría ocupar su tiempo en su propio proyecto personal. Esto, que se multiplica por millones de hogares, es parte del sostén de la dominación masculina.

    -LP: ¿La tarea es desnaturalizar lo que para muchos es lo que está bien?

    ES: La mayoría de las mujeres, y acá incluyo a otros cuerpos, como trans, trasvestis y no binaries, sufren lo que se llama violencia de baja intensidad, y están acostumbradas. Pero esta violencia va creciendo y, en muchos casos, llega a la violación, a la tortura o al femicidio. Y lo cierto es que esa otra violencia, que sostenemos los buenos hombres, es la que da marco y sostiene la violencia de género extrema.

    -LP: Apuntás a la raza y a la clase ¿por qué?

    -ES: Nancy Fraser, que es una filósofa de la izquierda norteamericana, en un texto de 1984, habla de dominación de clase y dominación de género, y entre paréntesis dice “posiblemente de raza”. Otras teóricas profundizaron en el tema, y hoy sabemos que esta dominación de clase, género y raza que se expresa en el capitalismo son dimensiones diferentes de una misma conformación social. A veces puede estar más privilegiada la dominación de género, otras la de raza, y así. Fijate lo que pasa con los pobre migrantes africanos que mueren ahogados intentando llegar a Europa, escapando de las guerras y de la miseria generada por Estados Unidos y los propios europeos. Por otro lado, respecto a la clase, uno de los problemas que tienen las mujeres es el acceso a la Justicia. Pero una cosa es una mujer blanca de clase alta y otra aquella que es negra de clase baja, lesbiana o trans. Para esta última es casi imposible ese acceso. La diferencia aquí es de raza y de clase.

    -LP: ¿La violencia actual contra la mujer es una reacción al feminismo?

    ES: Creo que hay dos variables fuertes que estimulan la violencia contra las mujeres. Una es la pérdida de la calidad de vida. En todo el mundo, desde la década del 70 hasta ahora, ha aumentado la desigualdad, los salarios reales han bajado considerablemente. Antes, en los 40, 50, ser hombre era poder mantener una familia, ser proveedor. Por ahí, el hombre trabajaba 15 horas por día y no veía a su familia, pero se sentía satisfecho porque la mantenía económicamente, se sentía realizado como hombre. Y la mujer trabajaba en la casa y se bancaba las infidelidades porque “sea lo que sea, es un hombre bueno y nunca nos hizo faltar nada”.

    Pero, a partir del desarrollo del neoliberalismo como paradigma civilizatorio esto se derrumbó. Hoy ningún hombre, a excepción de las clases altas, puede sostener solo un hogar. Entonces se necesita que la mujer aporte lo mismo o más que el hombre, por lo cual ese varón siente que no puede cumplir el mandato de hombre. Beatriz Gimeno (escritora española) dice que ya no puede ser proveedor, pero le quedó el fantasma. O sea, le quedó un vacío que tiene que llenar para convalidarse como varón en la sociedad patriarcal. Te pongo un ejemplo: como puede ser que hoy, habiéndose roto tantos tabúes, prejuicios, avanzada la revolución sexual, cuando es tan fácil tener relaciones sin pagar a nadie, haya aumentado tanto la trata de personas con fines de explotación sexual y la prostitución. ¿Por qué pasa esto? Porque el hombre, en ese consumo de sexo suspende los derechos de la mujer, porque en ese cuarto se hace lo que el varón quiere y cuando sale lo hace sintiéndose macho. Esta es una de las recompensas simbólicas del patriarcado. Pero hay otra, que es el aumento del control sobre el cuerpo de las mujeres. La idea es: “yo puedo ser propietario de cualquier cosa, tengo en el mercado acceso a cualquier tipo de cosas, entre ellas los cuerpos de las mujeres, niños y niñas. Entonces, mi pareja me pertenece, porque yo soy el dueño y puedo hacer lo que quiera con ese cuerpo. Los machos más inseguros del sistema, siguiendo el mandato social que les dice que tiene que ser más machos, empiezan a ejercer violencia contra la mujer hasta matarla. Esto es así porque las luchas de las mujeres han avanzado tanto y han permeado a toda la sociedad que la que pone distancia o dice “basta” sufre las consecuencias. O, si no lo hace, por miedo, suele pasar que el tipo fantasea que en algún momento lo va a dejar y, entonces, la mata.

    «Otro de los elementos con los que nos van preparando a los hombres para ejercer la dominación masculina es la falta de educación sexual y el ser educados por la pornografía»

    – LP: Te escucho y pienso en la figura del tío que te lleva a debutar a un quilombo…

    ES: Sí, de una manera totalmente simpática y naturalizada. Y, muchas veces, el chico se sacaba una mochila de encima porque debía cumplir con este mandato, esto de ser macho. Otro de los elementos con los que nos van preparando a los hombres para ejercer la dominación masculina es la falta de educación sexual y el ser educados por la pornografía. Los adolescentes ven pornografía porque quieren saber cómo se tienen que comportar, y las chicas ven pornografía para saber cómo tienen que responder. Entonces, te encontrás con chicas que ejercen su sexualidad pensando que son absolutamente libres, cuando en realidad la forma en que la ejercen está subordinada a los intereses masculinos. Y a nosotros no entrenan en una sexualidad en la que el otro cuerpo está subordinado. Entonces vemos grupos de varones que violan a una mujer, total “ellas se quejan, pero les gusta”. Bueno, esa violencia es aprendida en la pornografía. Y los grandes protectores de esta realidad son quienes se oponen a la Educación Sexual Integral (ESI).

    LP: Y eso que hay una ley que establece la ESI como obligatoria…

    ES: Sí, está la ley, pero los Estados son patriarcales. Todavía ningún gobierno ha tomado la firme decisión política de que la educación sexual se cumpla en todas las escuelas, desde el primer nivel hasta el final de la universidad. Y no lo han hecho porque estos señores de la iglesia se ponen muy nerviosos. Como relata la película Spotlight (ganadora del Oscar), que cuenta sobre los abusos de los sacerdotes de Boston. La iglesia habla de castidad, pero lo cierto es que todos tienen sexo. Unos porque se masturban, otros porque tienen relaciones con varones, otros con mujeres, y otros porque abusan de niños y niñas. Pero todos rechazan en bloque a la ESI, con lo cual terminan protegiendo a la pornografía y a la mala educación.

    LP: ¿Qué mecanismo opera en el enojo del varón ante las consignas feministas?

    ES: Creo que opera un gran miedo a abrirse a un mundo desconocido. Se toma una actitud conservadora, para que todo siga estando más o menos igual; “que no nos jodan a nosotros y que resuelvan esta cuestión estos loquitos, como les parezca”. Pero también hay una cuestión de ignorancia deliberada por parte de los funcionarios. Se niegan a conocer esta realidad que está transformado el mundo, este proceso revolucionario que están llevando a cabo mujeres, trans, travestis, lesbianas y no bianries. Ellos tienen responsabilidades muy grandes, y son un aparte importante del problema que vivimos hoy.

    https://www.eldiaonline.com/sin-la-transformacion-los-varones-elresultado-seguira-siendo-una-mujer-asesinada-cada-dia-n1020270

    “¿Qué tienen en la mente los femicidas?”

    Opinión

    Es un error tratarlos de “enfermos mentales” o “monstruos”. Los varones violentos pueden ser re-educados.

    Asistencia a varones adultos violentos en la provincia de Neuquén, dentro del aislamiento social obligatorio por el corona virus. Foto: Ministerio de Ciudadanía Neuquén

    Por Enrique Stola 08/03/2021

    Un interrogante recurrente es ¿Qué piensa-siente un femicida? Lo real es que nos encontramos con algunas dificultades culturales para entender el proceso de construcción del varón que ejerce violencia-de-género-o-machista-extrema pues se sostienen afirmaciones equivocadas y no ingenuas.

    1)La calificación de “enfermos mentales” a los violentos-extremos expresada por inexpertos es una creencia alimentada por algunos/as psiquiatras y psicólogos/as sin formación en Ciencias Sociales y menos en Perspectiva de género, fortaleciendo la estigmatización de las enfermedades mentales que quedan ligadas a la delincuencia.

    2)La astuta maniobra de medios de comunicación con hegemonía masculinista que encapsula a la violencia-machista-extrema y a sus ejecutores como si fueran “monstruos” que nada tienen que ver con el contexto socio-económico-cultural que los constituyó.

    3) La reiteración de mensajes de “opinólogos” que responden ¡no todos los hombres!, cuando las mujeres feministas señalan a la violencia machista como una estructura de dominación de género junto a otras dimensiones de la dominación masculina. ¡No todos! gritan, como si mujeres, lesbianas, trans, travestis y no-binaries no supieran diferenciar conductas, grupos y singularidades.

    4) Todo lo anterior tiende a exculpar de responsabilidad a esa masa de varones que no ejerce violencia-machista-extrema pero que con su praxis cotidiana sostiene múltiples niveles de violencias de baja a alta intensidad sobre los cuerpos que el imaginario social considera pasibles de ser de su propiedad, jerarquizando la figura masculina y manteniendo la asimetría.

    Los femicidas son varones autodefinidos como heterosexuales, que como todos han sido socializados sintiendo que el poder masculino es una realidad y que, por el solo hecho de estar incluidos en este género, tenemos privilegios que nos diferencian de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no-binares.

    Es cierto que “no todos” los varones llegaremos a ejercer violencia-extrema, pero todos hemos recibido mandatos sociales y habilitaciones para hacerlo. Quienes maximizan esa violencia viven intensamente ese sentimiento de propiedad sobre la vida y acciones de “su” mujer, sienten el goce del ejercicio de poder y cumplen con el mandato de ser dueños, no importa su clase social, de un cuerpo femenino o feminizado.

    Tratar de “enfermos” a los femicidas es una mirada estrecha que no sirve a la lucha feminista así como tampoco es útil para diseñar políticas públicas que favorezcan el ejercicio de la ciudadanía plena a mujeres y LGTBIQ.

    Generar masculinidades no violentas y re-educar agresores es posible, para ello un mayor número de varones deben involucrarse, la Educación Sexual Integral debe cumplirse y las políticas no sexistas del Estado hacia el género masculino deben generarse.

    *Psiquiatra, especialista en género.

    https://www.clarin.com/sociedad/-mente-femicidas-_0_rny-dlamO.html

    Sin la transformación de los varones el resultado seguirá siendo una mujer asesinada cada día

    No alcanza con espantarnos ante cada femicidio. No alcanza el repudio público. El feminismo nos muestra (aunque no queramos ver) que el cambio debe ser mucho más profundo, revolucionario diría yo. ¿De qué parte nos tenemos que hacer cargo? El médico psiquiatra Enrique Stola nos ayuda a entender un poco más de qué se trata todo esto.

    06 de marzo de 2021 – 19:41 Por Luciano Peralta http://www.eldiaonline.com Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina

    https://www.eldiaonline.com/sin-la-transformacion-los-varones-elresultado-seguira-siendo-una-mujer-asesinada-cada-dia-n1020270

    Pensar el feminismo como cosa de mujeres es el primer gran error. Tanto como pensar la pobreza como cosa de pobres o la corrupción como cosa de corruptos. No digo que sea un ejercicio fácil, porque no lo es, pero el presente nos interpela a todos, y particularmente a los varones heterosexuales, a animarnos a repensarnos, a poner en crisis los valores y las creencias con las que crecimos, y a actuar en consecuencia.

    En eso andamos una marcada minoría, aunque cada vez más grande en número y más consciente de las enormes diferencias que existen entre mujeres y varones. Lo que (nos guste o no, muchachos) nos convierte en privilegiados. Y acá hago un primer aporte: tratemos, los varones heterosexuales, de no enojarnos y seguir leyendo. Porque el enojo, además de ser lógico y entendible, es un mecanismo de defensa.

    ¡Listo, este ya empezó atacándome, no leo más!, podría ser una respuesta esperable a estos dos primeros párrafos. Pero no, hagamos el esfuerzo y no nos enojemos. Puede ser un buen principio al desafío de entender por qué somos privilegiados y de qué nos tenemos que hacer cargo, como nos reclaman las mujeres a diario, sobre todo después de algún femicidio de esos a los que, lamentablemente, la realidad nos empuja a acostumbrarnos.

    Cuestionar los discursos circulantes en la sociedad es parte, o debería serlo al menos, del trabajo de comunicadores y comunicadoras. La palabra es el campo de batalla en el que se da la cotidiana lucha por la construcción de sentido. En el capitalismo, esa disputa ha sido largamente ganada por hombres heterosexuales, dueños del poder económico, político y judicial.

    El siglo XX nos enseñó que para ser un “hombre de bien” había que trabajar todo el día (siendo dueño, jefe o simple empleado, es indiferente) y llevar el sustento a casa, sin que importe pasar tiempo con nuestros hijos. Y les enseño a ellas que para ser “una mujer respetada” (por los hombres, claro) debía ocuparse de los niños, de su educación y cuidado, y de los quehaceres hogareños.

    Las distintas crisis del capitalismo y las luchas feministas pusieron en jaque ese cuentito, una y otra vez. Pero el poder de reconfiguración es grande. Entonces, si bien se lograron conquistas, como el voto femenino o, más recientemente, el reconocimiento jurídico de figuras como la “violencia de género” o el “femicidio”, lo cierto es que vivimos en una sociedad que somete a las mujeres, que las mata cada 23 horas.

    Ahora bien, ¿de todo eso nos tenemos que hacer cargo los varones? Yo, que me considero un buen padre, un buen hijo y un buen esposo, ¿también entro en la lista? La respuesta es: sí. Porque, justamente, se trata de repensar ¿qué es ser un buen padre? ¿cómo se es buen hijo? ¿cómo debería ser un buen esposo?

    Abro el juego y pregunto: ¿Por qué me enojo si mi hijo se pinta las uñas? ¿dónde dice que “es cosa de nenas”? ¿qué nos pasa con las “cosas de nena”? ¿Por qué los nenes no lloran? ¿Por qué hay tantos padres separados que no se hacen cargo de los hijos que traen al mundo? ¿Por qué los otros padres no decimos nada? ¿Por qué es la madre la que “tiene” que asumir esa responsabilidad? ¿Por qué no cambian los pañales? ¿Por qué la infidelidad nuestra sigue teniendo cierta aceptación, pero si te encuentro con otro te mato?

    Los disparadores para repensar nuestras prácticas de “buen hombre” son infinitos y, por otro lado, es cierto, también, que es imposible cambiar todo de un día para el otro. Pero, por algún lugar hay que empezar. Y entender que las cosas nos son iguales para varones que para mujeres puede ser un gran comienzo.

    Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidade

    Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidade

    A eso apunta esta nota. El entrevistado fue el médico psiquiatra feminista Enrique Stola. Se trata de un especialista en psicología clínica, doctorando en filosofía, profesor, experto en género, violencias y abuso sexual, entre otros títulos. El currículum y la trayectoria de Stola son mucho más amplios, pero, sin lugar a dudas, es su capacidad de trasmitir ideas la que lo ha puesto en el lugar de referente al momento de hablar de violencias y “nuevas masculinidades”.

    – LP: ¿Por dónde empezamos a hacernos cargo los varones?

    ES: No existe una solución, pero sí existen algunos conocimientos que si se ponen en práctica pueden producir algunos cambios. Por ejemplo, es importante que comunicadores sociales, que saben cómo hacerlo, hablen. Como lo hizo Lalo Mir, bienvenido Lalo, pero se tienen que sumar más. Porque lo que ocurre en los medios de comunicación es que, por un lado, hay pocos varones que entiendan qué es la violencia de género. Entonces, en general, cunado hablan de violencia de género se refieren a casos extremos. Segundo, hay pocas mujeres feministas en los medios de comunicación y, en tercer término, no tienen lugar los varones que están trabajando en diferentes partes del país para modificar esta situación. Entonces, los medios fortalecen la idea de que aquellos varones que ejercen violencia extrema son todos loquitos o enfermos. Y no lo son. Aunque colegas psiquiatras, sin formación en perspectiva de género ni en el campo de las ciencias sociales, los califiquen como tales. Estos psiquiatras no hacen más que psiquiatrizar las conductas de los varones que, en realidad, son conductas sociales, culturales. Y en ese ida y vuelta entre sociedad y medios se activa el mecanismo que sostiene: “qué horror es todo esto, pero nosotros no tenemos nada que ver; son ellos, los repudiamos”.

    «Los medios fortalecen la idea de que aquellos varones que ejercen violencia extrema son todos loquitos o enfermos. Y no lo son»

    – LP: ¿Por qué eso no alcanza?

    ES: Si uno analiza lo que es la violencia de género como sistema de dominación, junto a otras dimensiones, como raza y clase, te das cuenta que el sustento de esto es “no las queremos golpeadas”, “no las queremos asesinadas, nos horroriza eso”, pero que sigan subordinadas. Entonces, ese buen hombre que está mirando televisión en su casa mientras su esposa trabaja, está ejerciendo violencia y no lo sabe; no piensa que su pareja no igualitaria -la que no co-gestiona el hogar, si no que esta responsabilidad recae sobre la mujer- tiene que trabajar, como mínimo, tres horas más por día en las tareas de cuidado, entre ellas la de atenderlo a él. Lo que digo es que si este buen hombre se haría cargo de la hora y media que le corresponde, la mujer podría ocupar su tiempo en su propio proyecto personal. Esto, que se multiplica por millones de hogares, es parte del sostén de la dominación masculina.

    -LP: ¿La tarea es desnaturalizar lo que para muchos es lo que está bien?

    ES: La mayoría de las mujeres, y acá incluyo a otros cuerpos, como trans, trasvestis y no binaries, sufren lo que se llama violencia de baja intensidad, y están acostumbradas. Pero esta violencia va creciendo y, en muchos casos, llega a la violación, a la tortura o al femicidio. Y lo cierto es que esa otra violencia, que sostenemos los buenos hombres, es la que da marco y sostiene la violencia de género extrema.

    -LP: Apuntás a la raza y a la clase ¿por qué?

    -ES: Nancy Fraser, que es una filósofa de la izquierda norteamericana, en un texto de 1984, habla de dominación de clase y dominación de género, y entre paréntesis dice “posiblemente de raza”. Otras teóricas profundizaron en el tema, y hoy sabemos que esta dominación de clase, género y raza que se expresa en el capitalismo son dimensiones diferentes de una misma conformación social. A veces puede estar más privilegiada la dominación de género, otras la de raza, y así. Fijate lo que pasa con los pobre migrantes africanos que mueren ahogados intentando llegar a Europa, escapando de las guerras y de la miseria generada por Estados Unidos y los propios europeos. Por otro lado, respecto a la clase, uno de los problemas que tienen las mujeres es el acceso a la Justicia. Pero una cosa es una mujer blanca de clase alta y otra aquella que es negra de clase baja, lesbiana o trans. Para esta última es casi imposible ese acceso. La diferencia aquí es de raza y de clase.

    -LP: ¿La violencia actual contra la mujer es una reacción al feminismo?

    ES: Creo que hay dos variables fuertes que estimulan la violencia contra las mujeres. Una es la pérdida de la calidad de vida. En todo el mundo, desde la década del 70 hasta ahora, ha aumentado la desigualdad, los salarios reales han bajado considerablemente. Antes, en los 40, 50, ser hombre era poder mantener una familia, ser proveedor. Por ahí, el hombre trabajaba 15 horas por día y no veía a su familia, pero se sentía satisfecho porque la mantenía económicamente, se sentía realizado como hombre. Y la mujer trabajaba en la casa y se bancaba las infidelidades porque “sea lo que sea, es un hombre bueno y nunca nos hizo faltar nada”.

    Pero, a partir del desarrollo del neoliberalismo como paradigma civilizatorio esto se derrumbó. Hoy ningún hombre, a excepción de las clases altas, puede sostener solo un hogar. Entonces se necesita que la mujer aporte lo mismo o más que el hombre, por lo cual ese varón siente que no puede cumplir el mandato de hombre. Beatriz Gimeno (escritora española) dice que ya no puede ser proveedor, pero le quedó el fantasma. O sea, le quedó un vacío que tiene que llenar para convalidarse como varón en la sociedad patriarcal. Te pongo un ejemplo: como puede ser que hoy, habiéndose roto tantos tabúes, prejuicios, avanzada la revolución sexual, cuando es tan fácil tener relaciones sin pagar a nadie, haya aumentado tanto la trata de personas con fines de explotación sexual y la prostitución. ¿Por qué pasa esto? Porque el hombre, en ese consumo de sexo suspende los derechos de la mujer, porque en ese cuarto se hace lo que el varón quiere y cuando sale lo hace sintiéndose macho. Esta es una de las recompensas simbólicas del patriarcado. Pero hay otra, que es el aumento del control sobre el cuerpo de las mujeres. La idea es: “yo puedo ser propietario de cualquier cosa, tengo en el mercado acceso a cualquier tipo de cosas, entre ellas los cuerpos de las mujeres, niños y niñas. Entonces, mi pareja me pertenece, porque yo soy el dueño y puedo hacer lo que quiera con ese cuerpo. Los machos más inseguros del sistema, siguiendo el mandato social que les dice que tiene que ser más machos, empiezan a ejercer violencia contra la mujer hasta matarla. Esto es así porque las luchas de las mujeres han avanzado tanto y han permeado a toda la sociedad que la que pone distancia o dice “basta” sufre las consecuencias. O, si no lo hace, por miedo, suele pasar que el tipo fantasea que en algún momento lo va a dejar y, entonces, la mata.

    «Otro de los elementos con los que nos van preparando a los hombres para ejercer la dominación masculina es la falta de educación sexual y el ser educados por la pornografía»

    – LP: Te escucho y pienso en la figura del tío que te lleva a debutar a un quilombo…

    ES: Sí, de una manera totalmente simpática y naturalizada. Y, muchas veces, el chico se sacaba una mochila de encima porque debía cumplir con este mandato, esto de ser macho. Otro de los elementos con los que nos van preparando a los hombres para ejercer la dominación masculina es la falta de educación sexual y el ser educados por la pornografía. Los adolescentes ven pornografía porque quieren saber cómo se tienen que comportar, y las chicas ven pornografía para saber cómo tienen que responder. Entonces, te encontrás con chicas que ejercen su sexualidad pensando que son absolutamente libres, cuando en realidad la forma en que la ejercen está subordinada a los intereses masculinos. Y a nosotros no entrenan en una sexualidad en la que el otro cuerpo está subordinado. Entonces vemos grupos de varones que violan a una mujer, total “ellas se quejan, pero les gusta”. Bueno, esa violencia es aprendida en la pornografía. Y los grandes protectores de esta realidad son quienes se oponen a la Educación Sexual Integral (ESI).

    LP: Y eso que hay una ley que establece la ESI como obligatoria…

    ES: Sí, está la ley, pero los Estados son patriarcales. Todavía ningún gobierno ha tomado la firme decisión política de que la educación sexual se cumpla en todas las escuelas, desde el primer nivel hasta el final de la universidad. Y no lo han hecho porque estos señores de la iglesia se ponen muy nerviosos. Como relata la película Spotlight (ganadora del Oscar), que cuenta sobre los abusos de los sacerdotes de Boston. La iglesia habla de castidad, pero lo cierto es que todos tienen sexo. Unos porque se masturban, otros porque tienen relaciones con varones, otros con mujeres, y otros porque abusan de niños y niñas. Pero todos rechazan en bloque a la ESI, con lo cual terminan protegiendo a la pornografía y a la mala educación.

    LP: ¿Qué mecanismo opera en el enojo del varón ante las consignas feministas?

    ES: Creo que opera un gran miedo a abrirse a un mundo desconocido. Se toma una actitud conservadora, para que todo siga estando más o menos igual; “que no nos jodan a nosotros y que resuelvan esta cuestión estos loquitos, como les parezca”. Pero también hay una cuestión de ignorancia deliberada por parte de los funcionarios. Se niegan a conocer esta realidad que está transformado el mundo, este proceso revolucionario que están llevando a cabo mujeres, trans, travestis, lesbianas y no bianries. Ellos tienen responsabilidades muy grandes, y son un aparte importante del problema que vivimos hoy.

    Lalo Mir: “Estoy consternado con los femicidios… los varones no somos parte del problema, somos el problema” En un video que se volvió viral, el locutor les pide a los varones que cuestionen sus conductas y se involucren.

    Violencia de género

    Por Mariana Iglesia 20/02/2021

    «Estoy consternado con los femicidios, 48 en lo que va el año, más de uno por día. Y el femicidio de Ursula -Bahillo, asesinada por su ex, al que ella había denunciado- es múltiplemente vergonzoso por lo anunciado y por lo previsible». Inconfundible, la voz de Lalo MIr en este video casero es de enojo. El locutor les habla a los varones, a su violencia, y los invita a reflexionar, a modificar sus conductas. 

    «Y ahí están las mujeres manifestándose, y pidiendo a los gritos… y los hombres les tiran balas de goma. Es desgarrador», dice Lalo en el video que se volvió viral. Habla de la ciudad de Rojas, donde vivía Ursula, que protestó frente a la comisaría, que no sólo no hizo nada para defender a la joven de 18 años sino que reprimió la protesta,

    «Está claro que al sistema lo manejamos los hombres. Las Madres del Dolor, las Madres del Paco, Mamá cultiva, Ni Una Menos, las Madres de Plaza de Mayo, antes las Abuelas…. madres, siempre mujeres… ¿Dónde estamos los padres, los hombres? ¿Qué nos pasa? No tengo respuestas… ¿Qué sentimos? ¿Cómo nos podemos involucrar?», se pregunta el locutor.

    Nuevas masculinidades. Hay varones que debaten su nuevo rol ante el avance del feminismo.

    Nuevas masculinidades. Hay varones que debaten su nuevo rol ante el avance del feminismo.

    Desde hace unos años a esta parte, son cada vez más los varones que hablan de nuevas masculinidades, que se plantean y cuestionan sus lugares de privilegio, las actitudes y acciones de sus pares. Las desigualdades de género son por demás evidentes: los varones tienen mejores trabajos, mejores sueldos, son los que llegan a puestos de mayor decisión, mientras las mujeres son las que históricamente se ocupan de las tareas domésticas no remuneradas que les quitan tiempo para su propio desarrollo.

    En las sociedades machistas y patriarcales los varones son los que tienen más poder y dinero, los que controlan, los que someten, y esa es la causa principal de la violencia de géneros. Cada día hay un femicidio en Argentina desde hace al menos una década. Los asesinos son siempre varones, sus parejas, sus ex. La violencia de género les pertenece. 

    «¿Qué onda los amigos de los asesinos? ¿Los del grupo del whatsapp, los del picado, los de la pizza y la cerveza? ¿Seguiremos mandándonos memes y chistes estúpidos que denostan a las mujeres? ¿Qué onda si te llama y te dice ‘me mandé una macana’… Esa es la frase recurrente de los femicidas denunciados, protegidos… ¿Una macana? Como si fuera la travesura de un pendejo…», sigue Lalo Mir.

    ¿Qué pueden hacer los varones para poner fin a las violencias contra niñas y mujeres? Bajo esta consigna, la Iniciativa Spotlight, una alianza de las Naciones Unidas y la Unión Europea contra los femicidios, en 2020 lanzó la campaña #AmigoDateCuenta.

    Campaña Amigo Date Cuenta

    Campaña Amigo Date Cuenta

    “Tenemos que animarnos a cuestionar el machismo que circula entre nosotros. Romper con las violencias, no con la amistad”, era justamente el lema de la campaña: es que hay amigos que son testigos de esas situaciones y por no romper los “códigos de la amistad” no intervienen.

    «Hubo un tiempo en que las mujeres eran sólo máquinas de parir, la fábrica que aseguraba soldados a la guerra y mano de obra a las industrias ¿Lo sigue siendo? Yo creía que habíamos llegado a un punto más evolucionado, pero parece que no. Si no damos ese paso nosotros los varones, el asunto no tiene ni tendrá solución. No somos parte del problema, somos el problema -concluye Lalo MIr-. Prometo seguir pensando y actuando y los invito a formar parte de esta avanzada que solo lucha por un poco más de amor y de humanidad, es posible, lástima tanto dolor y necedad».     

    «Es excelente que Lalo Mir haya salido con esa posición y esperemos que se sumen otros comunicadores sociales», dice a Clarín el psiquiatra Enrique Stola, especialista en género e impulsor de iniciativas que apuntan al trabajo con varones. 

    «En general, los varones heterosexuales y parte de los varones gay se sienten muy alejados cognitivamente y afectivamente de quienes ejercen violencia de género extrema. Y no visualizan, no reconocen ni se ponen a pensar la violencia cotidiana que estos varones heterosexuales y gays sostienen. Esas violencias cotidianas son sostén y combustible ideológico de la violencia de género extrema«, explica.

    «Si uno interpreta esa conducta cuando los ve horrorizados por los femicidios o las torturas que se realizan contra las mujeres, trans, travestis, es como si dijeran ‘no las queremos golpeadas, no las queremos asesinadas, pero que sigan subordinadas’ -sigue Stola-. La mayoría de los varones cis y parte de la comunidad gay no se plantea transformar la relación vincular y social que implica la subordinación de las mujeres, trans y travestis. Las compañeras feministas hacen un correcto cuestionamiento ético a los varones: les dicen ‘Háganse cargo, modifiquen su conducta’. Ese cuestionamiento apunta a lo racional, pero en la práctica cotidiana lo que viven es el goce por el ejercicio del poder y la dominación».

    "Los ayudadores"

    «Los ayudadores»

    Stola pone como ejemplo otra campaña de la Iniciativa Spotlight de 2020: #YoMeOcupo, que con mucha ironía plantea que los varones deben asumir su responsabilidad en las tareas del hogar y de cuidado: «Los ayudadores, esos buenos tipos que dicen ‘¿Por qué no me lo dijiste? Me lo hubieras pedido…’. Es lo que ocurre en los hogares heterosexuales: el hombre expropia a la mujer su tiempo, porque la mujer es la que se hace cargo de las tareas de cuidado. Y al hacerse cargo de esas tareas no puede ocupar su tiempo en su carrera personal y eso es violencia. Esa violencia es uno de los pilares de este entramado social que da sostén al patriarcado a través de múltiples acciones del dispositivo de dominación masculina».

    Campaña YO ME Ocupo.

    Campaña YO ME Ocupo.

    ¿Qué se puede hacer? Desde el Estado y algunas organizaciones no gubernamentales hay un puñado de iniciativas. Incluso durante la pandemia y el aislamiento aumentaron las consultas de los varones que piden ayuda o que son enviados por la Justicia a hacer talleres.

    «Es necesario que haya una política hacia los varones para que dejen de ser patriarcales y que sean estimulados en otras prácticas -asegura Stola-. El Estado tiene que colaborar para que todos los grupos que están diseminados en el país y que son activistas de cambio pero que no tienen voz en los medios empiecen a tenerla y así ver que se forma un activo de varones que puede impactar culturalmente y producir transformaciones. Un instrumento fundamental es la Educación Sexual Integral, que por eso es resistida por todos los grupos machistas».  

    https://www.clarin.com/sociedad/lalo-mir-consternado-femicidios-varones-parte-problema-problema-_0_1NKcu0TDo.html

    «Las red institucional y social que Úrsula no tuvo»

    El psiquiatra Enrique Stola nació en Rojas y habla de una red de complicidades machistas de juecxs, fiscalxs, abogadxs y fuerzas de seguridad que hace que para las víctimas de violencia sea mejor irse de la ciudad que vivir en ella.

    Publicado en Cosecha Roja, 10 de febrero de 2021,

    http://www.cosecharoja.org/la-red-institucional-y-social-que-ursula-no-tuvo/

    Nací en Rojas y ya como psiquiatra atendí en la zona varios años, continuando mi trabajo desde la Capital Federal, por lo que conozco bastante la realidad de esos pequeños pueblos de la Provincia.

    Impactado por el asesinato de Ursula pienso que es raro que no haya más femicidios, pues, salvo excepciones, jueces/zas de paz, jueces/zas de Junín (B), fiscales, fuerzas de seguridad y abogadxs, carecen de formación en género, en violencia de género extrema y de sensibilidad para asistir a las mujeres agredidas.

    A lo largo de los años he recomendado a varias mujeres irse a vivir a otros lugares poniendo así distancia con el macho violento porque jamás iban a tener protección, no solo de las instituciones sino tampoco de la población que con la matriz machista que les caracteriza están siempre dispuestos a tratar de loca y mentirosa las mujeres que denuncian. Esto explica que los violentos circulen tanto tiempo sin sanción social, disculpados por redes de amigos y vecinos, por profesionales, políticos y curas.

    En un caso dramático tuve que impulsar una red de apoyo con compañeras feministas de varias ciudades para lograr que una joven y sus hijos huyeran desde Rojas a vivir a otra provincia. El macho-juez de paz protegía al violento junto con la policía y una prestigiosa-machista abogada local. Cuando critiqué al funcionariado y abogados muchas voces salieron en defensa de lo indefendible atacando a la víctima. Ésta joven mujer pudo rehacer su vida libre de violencia.

    Lo que le pasó a Úrsula puede volver a suceder en Junín, Colón, Rojas, General Arenales, Salto o Pergamino, ya que los violentos han sido socialmente cobijados hasta el momento mientras la policía y la llamada justicia están siempre dispuestas a sospechar de las víctimas. No sólo las instituciones deben hacer una autocrítica.

    Para las mujeres bonaerenses acceder a la Justicia de la Provincia de Buenos Aires es un proceso difícil y doloroso, ya sea que denuncien violencia machista contra ellas o incesto paterno-filial.

    El asesinato de Ursula, como la mayoría de los asesinatos machistas, podría haberse evitado.

    http://www.perfil.com/noticias/policia/el-femicida-de-ursula-la-mato-de-quince-puñaladas-quiso-escapar-pero-la-acuchillo-en-torso-y-cuello.phtml

    “El patriarcado está produciendo nuevas masculinidades permanentemente”

    Publicado en Diario Femenino, Argentina, junio 6, 2020 21:19

     

    El patriarcado está produciendo nuevas masculinidades

    Enrique Stola reflexionó en una charla con Diario Digital Femenino sobre las nuevas masculinidades, el capitalismo y la estimulación de la práctica prostituyente como forma de reconocerse como varones, el rol de la pornografía en la educación de niños y adolescentes, y la resistencia de las instituciones a la aplicación de la ESI.

    Ilustració de Portada: Luis Cruces Gómez

    Lenny CáceresPara ampliar la charla de zoom propuesta por Monique Altschul de MEI (Fundación Mujeres en Igualdad), con Marta Fontenla, Susana Chiarotti, y muchas compañeras, más introdujiste una mirada distinta acerca de la masculinidad hegemónica. Vos hablas del capitalismo financiero, de cómo al salir la mujer a trabajar, más la lucha de las mujeres, al hombre le queda  un fantasma de macho y que crea la recompensa simbólica ¿Podés ampliar esa idea?

    Enrique Stola: Es un aporte de Beatriz Gimeno, de España, lo del fantasma que queda en los hombres. Y lo otro  es otro aporte de Quijano, Tony Negri, etc., y de otros autores. En el año 73, en Chile se instala el golpe de Estado y todo el país avanza hacia un Estado puramente neoliberal. Tiene su contraparte con la Tacher y eso implicó dos cuestiones. Por un lado, iban cayendo los países socialistas y terminaba de caer con el muro de Berlín. El avance de la tecnología significó que fue cayendo la clase industrial. Con ellos, antes de la década del ’70,  los obreros y los capitalistas estaban localizados con sus fábricas en determinados territorios, regulaban el capitalismo y la plusvalía. A partir de que empieza a destruirse la clase obrera industrial, este avance de los que manejan el capitalismo financiero tienen mucha más ganancias. Se acabó el socialismo. Se dejan de mantener los Estados de Bienestar.  Se rompe el pacto que había en occidente  y se empieza a disminuir el salario. Y por otro lado, se busca mano de obra cada vez más barata. Las migraciones aumentan en todo el mundo, van en aumento y todo esto se empalma con la lucha de las mujeres por salir de sus casas para sostener sus hogares, con autonomía.

    LCSi, el ingreso del macho proveedor no era tanto y las mujeres empiezan a ser parte de esa mano de obra barata también, ¿no?

    ES: Pasan a ser parte de esa mano de obra barata, las mujeres del tercer mundo. Pasan a formar parte de lo que después se llama el Cuarto mundo en Europa, o sea, siguiendo con las actividades de cuidado y de servicio, por lo que en la década del ’70 se rompe la configuración básica del capitalismo de que a cada hombre le corresponde una mujer, entonces esto unía al macho de alta clase con el macho más marginal del mundo, porque hasta al más marginal también le correspondía una mujer. Esa configuración vincular se rompe fundamentalmente con la acción de las feministas y  la revolución sexual. Esta revolución sexual que generaron jóvenes y  jóvenas con un contenido político que le dieron ellas, las feministas. Se rompió también ese acuerdo que había entre machos, que a cada macho le correspondía una mujer y las mujeres que les servían a los machos, es decir, las mujeres en situación de prostitución.

    LC: Ahí también se rompe hacia adentro de las familias, La masculinidad hegemónica necesita otras dominaciones, ¿no?

    ES: Si, pero fíjate que se tienen que modificar las leyes, aparecen las leyes de divorcio en casi todos los países, cada vez la mujer conquista más derechos, dejan de estar legalmente en situación de minoridad, se rompe toda la configuración capitalista que se vivía en aquel momento. Echan mano a las mujeres, a los negros, a los pobres.

    LCTambién a los niños, niñas y adolescentes por medio de la prostitución, ya sea para consumir o sea para educar

    ES: Se produce otra cosa con el capitalismo. Hasta la década del 70, los militantes decíamos que los pobres eran ejército de reserva del capitalismo. Decíamos eso porque el capitalismo entraba en crisis y expulsaba gente, pero luego salía de la crisis y volvía a retomarlos. Pero a partir de esta ruptura de acuerdo en occidente, del capital y los trabajadores, y la caída de los países socialistas, etc, el capitalismo vuelve a entrar en crisis, expulsa gente pero ya no los vuelve a retomar. Con lo cual va aumentando en todo el mundo la situación de los cuerpos indeseables, de los marginados y los pobres que dejan de ser el ejército de reserva y  pasan a ser los indeseables. Aún hoy lo vemos con absoluta claridad en todo el mundo.

    LC: Esta estructura capitalista y esta masculinidad hegemónica que se hace más fuerte en aquellos tiempos, siguen teniendo grandes sostenes.

    ES: Las transformaciones que se van produciendo en la sociedad implican una reacomodación del dispositivo  de dominación masculina. Entonces, ellos siguen siempre dominando pero con otro marketing, digamos. En cada momento histórico con otro marketing  y tratando de reacomodarse. Esto golpeó fuertemente esa masculinidad hegemónica que no es más que un modelo machista  y patriarcal, pero también, además, hay un montón de variaciones y hay un hilo que los comunica más allá de las variaciones. Hay una complicidad que se transmite a través de los cuerpos y de las miradas de los machos que hace que  el tema siga siendo operativo para  la dominación masculina. Aquello que era muy importante para ser hombre, como el mandato de ser el proveedor que sostiene a la familia se terminó. Entonces el capitalismo y el patriarcado tienen que dar alguna compensación, porque teóricamente siempre tenemos compensaciones simbólicas a partir de los mitos de los sistemas de creencias que en cada momento histórico la sociedad tiene. Se terminó esa idea de “soy un buen hombre porque sostengo a mi familia, los proveo y nunca les hago faltar nada”, aunque no los vea nunca, aunque trabaje todo el día, aunque tenga que tener amante…

    LC: Ya que mencionas lo de las creencias ¿Qué papel juegan las instituciones religiosas en estas cuestiones?

    ES: Las instituciones religiosas son la expresión de la matriz cristiana que ha conformado nuestra sociedad  y que impregna la socialización de los cuerpos, ya que las mujeres en su gran mayoría, siguen siendo socializadas para la subordinación y los cuerpos de los varones en su gran mayoría siguen siendo socializados para la dominación.

    LCAhí hay una gran contradicción ya que la iglesia católica, por ejemplo, tiene la idea del pecado y no entraría para los varones.

    ES: Lo que pasa que el cristianismo no es para los hombres. El cristianismo es para el sometimiento de las mujeres. Esa es la matriz cristiana. Es para el sometimiento de las mujeres y  para que los varones puedan dominar con el consentimiento de un dios. Para que los capitalistas puedan explotar a los cuerpos por estar generando trabajo. Y esto tiene que ver con lo que ha sido el cristianismo o las diferentes corrientes cristianas en el desarrollo del capitalismo. Cómo rompieron a las comunidades para generar esa unidad que se llama la familia. En el comienzo de la revolución industrial, por ejemplo, en las familias antes vivían muchas personas en una casa, y se encargaron de ir imponiendo a la sociedad de que eso estaba mal. En realidad lo que necesitaban era que ese grupo familiar, de hombre y mujer, mujer totalmente sometida en el espacio doméstico que no tuviera politicidad y delegara todo su poder al hombre, y ese hombre se iba a encargar de lo público y de sostenerlo.

    No les convenía que vivieran en comunidad porque eso era político. Eso se acabó en occidente por lo menos. Esta es la resistencia que siempre hubo por suerte, en toda América Latina, en el África, pero lo cierto que como modelo la figura fundamental occidental se rompió.

    LCY en estos tiempos la masculinidad hegemónica hace unos esfuerzos denodados para sostenerse ¿y qué está pasando con las nuevas masculinidades entonces? ¿Cómo se combaten?

    ES: Retomo el llamado de atención que nos hizo en un panel hace un tiempo atrás la licenciada Eleonor Faur, algo que ella viene sosteniendo desde hace tiempo  es que el patriarcado está produciendo nuevas masculinidades permanentemente, entonces no se es igual que el abuelo, no se es igual que su padre, mis hijos serán diferentes. Estas son nuevas formas de ser varones y además el patriarcado propone por medio del marketing formas de masculinidades. En algún momento fue el hombre metrosexual, el hombre que se cuidaba, el que se depilaba de acuerdo a la estética pornográfica. La cuestión es que sea una masculinidad que tenga una decisión política claramente, porque hablamos de poder cuando hablamos de masculinidades. Entonces si tiene una decisión política tiene que ser anti patriarcal y cuestionar absolutamente todo el sistema de dominación que se basa en el patriarcado. Si hablamos de nuevas masculinidades tenemos que agregarle la palabrita anti patriarcal o alguna palabra que defina que es una cuestión política porque si no nuevas masculinidades puede englobar todo y nada a la vez.

    LCExiste un temor desde los feminismos y es que el patriarcado se disfrace o algunos varones hegemónicos con masculinidades hegemónicas entren para seguir dominando o para inmiscuirse en las temáticas de las mujeres como es la lucha feminista.

    ES: Es un temor lógico y es  algo que las mujeres tienen que prever porque el sistema de dominación masculino cambia de tácticas y de estrategias para sostenerse como tal. Cuando los compañeros dicen: en nuestro país la compañera no quiere que participemos con ella, tienen razones fuertes y justificadas en no aceptar porque no creo que nosotros tengamos que meternos en las organizaciones femeninas. Porque los hombres tenemos toda la sociedad para actuar. Abramos espacios en donde discutamos de feminismos en los lugares donde no se discute el feminismo. Vayamos a esos lugares donde el feminismo todavía no llegó  y si hay compañeras pongámosla en contacto con las compañeras feministas activistas. Tenemos mucho para hacer. También trabajemos sobre nuestra interioridad rompiendo esa unión que tenemos con el dispositivo de dominación masculina, renunciemos a dominar, renunciemos a los privilegios. Todo el cambio que se ha producido en el sistema económico, ¿qué satisfacción le puede dar a los hombres para que los hombres sigan sintiéndose hombres? Porque aún no se ha desarrollado una educación que permita la libre expresión de los  sexos y que los hombres vivan y valoricen lo que es la igualdad democrática.

    LCLas herramientas las tenemos. Esta la ESI, pero hay una resistencia muy fuerte desde estas masculinidades y de estas instituciones para negarla, para no permitirla.

    ES: Las herramientas las tenemos. Educación sexual  integral, tenemos una cantidad bibliográfica y de modelos que las feministas nos están ofreciendo permanentemente en todos los campos de  la vida. Es  decir, la oferta está. Las instituciones religiosas que son expresión de esta matriz cultural de dominación que es el cristianismo, el patriarcado, el capitalismo y  otras dominaciones que hay, se oponen fuertemente a la ESI porque  inevitablemente va a tener impacto en la conformación de nuevas configuraciones vinculares que van a ser igualitarias y democráticas. Y estos tipos vienen violando los cuerpos en todas las formas desde hace siglos.

    LC: Prefieren que los pibes y las pibas se eduquen con pornografía y no en términos de igualdad.  Desde las emociones y los vínculos. 

    ES: Exactamente. El otro día la escuchaba a la compañera Gil Lozano  que decía que el papa estaba en contra de la trata. Y es cierto. Yo sé que el papa verbaliza que está en contra de la trata y que el papa ha ayudado a muchas mujeres en situación de trata. Les ha dado una mano enorme a mujeres en situación de trata cuando él era obispo acá en Buenos Aires, es cierto. Pero también es cierto que cuando el Vaticano y el papa liberan la frase “con mis hijos no te metas”, esta consigna que recorre América latina y América central  en contra de la Educación Sexual Integral  y en contra de los Feminismos, ahí le está dando una gran mano a los sostenedores de la trata, a la prostitución  y a los hombres prostituyentes,  a los agresores sexuales, a violadores. Porque todos quedan ocultos tras las buenas familias.

    LC: Y en el tema del Sistema Prostituyente hay un sostén increíble y que no viene solo de un grupito de compañeras reglamentaristas, viene de una línea política internacional tal cual vos lo decís.

    ES: Queda sostenida por los machos, no por la compañeras reglamentaristas. Los hombres, como bien dice Beatriz Gimeno, cuando queda esta recompensa de ser los que sostenían el  hogar. ¿Cómo me reconozco como varón? Me reconozco como varón en muchas situaciones. Me reconozco como varón con un grupo que me reconoce como tal, cuando estamos acosando a una mujer en la calle, diciéndole los piropos y  esas idioteces que son acoso sexual. Me reconozco como varón cuando  en la cancha  canto consignas misóginas, homofóbicas.

    O sea que hay una cantidad de prácticas que son infinitas en donde los varones se reconocen como varones con los varones. Pero hay una que está produciendo mucho dinero, un gran negocio del neoliberalismo y produce mucho dinero, y con solo cinco, diez, cincuenta dólares  por un completo y es la práctica prostituyente. Si siempre existió la práctica prostituyente de la alta clase media, esto incorporó a todos los pobres del mundo. Los varones de clase media baja que perdieron la posibilidad de sostener a la familia, hoy encontró un espacio donde el Feminismo todavía no entró como dice Beatriz Gimeno, esa media hora prostituyente en donde el hombre paga y  se siente dueño de esa mujer.

    LCEn ese segundo, en ese cuarto, en ese momento, en ese espacio el tipo es dueño de ese cuerpo y hace lo que quiere y la mujer no tiene derecho a nada.

    ES: Y sale de ahí sintiéndose macho.

    LC: Y ahí vuelca toda su violencia, adicciones  y demás

    ES:  Esto significa un altísimo porcentaje, se mide en término de producto bruto, el impuesto de mujeres pobres que son transferidas de países pobres a los países que son desarrollados, de tipos que consumen  prostitución, consumen mujeres y nos les interesa absolutamente nada sobre la situación de esa mujer, porque todos dicen que ellas están ahí porque les gusta.

    LC: Es el discurso patriarcal, para terminar, hay una negación y nos instan a plantear el no mezclar prostitución con trata porque no es lo mismo. En los términos de explotación sexual podríamos decir que es lo mismo.

    ES: Pongámonos en el lugar del macho prostituyente y desde esa mirada no existe trata ni prostitución reglamentada, existen mujeres que están a su disposición. Hablemos del macho prostituyente y dejemos de poner el acento en las mujeres. Veremos después cómo proteger a aquellas mujeres en situación de prostitución.

    LC: Y poner el acento en las acciones o factores que sostienen esta masculinidad hegemónica

    ES: Hoy tres factores importantes, no los únicos,  que la sostienen y es importante remarcar. La estimulación de la práctica prostituyente, la pornografía donde se educan niños y adolescentes y las instituciones religiosas, con consignas que hacen resistencia activa contra la ESI

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