ENRIQUE STOLA: “EN EL MUNDO TODAVÍA NO SE SABE QUÉ HACER CON LOS QUE EJERCEN VIOLENCIA”

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Diario Femenino

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Uno de los temas que históricamente estuvo presente en los debates dentro del campo feminista fue qué hacer con los hombres violentos. Con la intención de profundizar y aportar a la discusión, Diario Digital Femenino entrevistó al psiquiatra y feminista Enrique Stola.

Si partimos de la enseñanza de especialistas en la temática, podemos afirmar que “La violencia es una conducta aprendida, una forma de vida y tiene que ver con la socialización”. Sin embargo, hoy nos encontramos ante la sentencia “el violento no se cura”: ¿qué tan real es esta afirmación? ¿Podríamos reaprender una vida sin violencia que permita modificar esa conducta?

Con estos interrogantes como punto de partida, Stola explicó que “dentro de la estructura simbólica de dominación masculina, la violencia de género es instrumental y necesaria para mantener la subordinación y explotación de los cuerpos, por lo que los hombres reciben desde muy pequeños un entrenamiento que les posibilita creer en su superioridad de género y en que tienen otorgados privilegios (que viven como derechos) sobre los cuerpos femeninos y otros feminizados”.

En ese sentido, afirmó que los hombre muy tempranamente aprenden que en la sociedad existen millones de mujeres a las que pueden acceder y dominar sexualmente con solo decidirlo o por muy poco dinero; se les enseña que pueden ser caballeros, es decir, que tienen el poder de tratar a la mujer “como a una dama o como a una puta”. Así como bien han señalado las compañeras feministas que las mujeres se han “acostumbrado” a recibir niveles de violencia que no registran como tal, los hombres en general han sido entrenados para ejercerla. Esto no los trasforma en víctimas ni los equipara a las mujeres pues la gran diferencia es el ejercicio y goce de privilegios que tienen asignados por el solo hecho de ser machos.

Sin embargo, Stola resaltó que “muchísimos hombres han entrado en cierta confusión sobre sus modos de llevar adelante sus existencias pues la lucha de las mujeres y colectivo LGTBIIQ han roto esquemas y ocupado espacios en el ejercicio, reconocidos o no, de sus derechos. Pienso que los machos más inestables del sistema de dominación o fieles a las creencias machistas, sexistas y religiosas reaccionan violentamente y matan. La violencia-de-género-extrema no se expresa solo en las parejas, en las calles o allí donde es agredida una mujer. La expresa también el Estado cuando incentiva muertes de mujeres como formas de castigo por optar por abortos que desencadenan septicemias”.

Con respecto a la cuestión legislativa, Stola destacó que “en muchos países hay leyes que deben ser cumplidas, existen muchísimas recomendaciones para facilitar el acceso a la justicia de los cuerpos subordinados y sobre las formas de cuidar a las mujeres y colectivos LGTBIIQ que en general se cumplen muy limitadamente y siempre gracias a que las organizaciones feministas están ahí, exigiendo y exigiendo”.

En relación a la situación de los varones violentos, Stola trazó un panorama general en donde da cuenta de que “en el mundo todavía no se sabe qué hacer con los que ejercen violencia-de-género-extrema. Tenemos casos de hombres penalizados o que están en un proceso legal en donde se les ha indicado un tratamiento psicoterapéutico o psiquiátrico. La mayoría de aquellos no padecen enfermedad mental o trastornos de personalidad de acuerdo a los criterios diagnósticos actuales”.

En general los abordajes son psico-educativos y psicoterapéuticos, tratando de que asuman su responsabilidad ética, empaticen con las víctimas y controlen su agresividad. Stola destacó que “muchísimos de estos programas tienen una clara perspectiva de género”, sin embargo el análisis de la eficacia de estos tratamientos es confuso. “Mientras algunos investigadores dicen que la mejoría no es estadísticamente significativa otros dicen lo contrario. La eficacia suele medirse por la reincidencia, y ésta por nuevas denuncias o por el propio relato del violento. Claro que es muy difícil detectar si están ejerciendo violencia psicológica o si ejercieron la física y no fueron denunciados”, afirmó.

En cuanto al tratamiento de los violentos, Stola comentó que “algunos investigadores dicen que el Estado debe dar la oportunidad al victimario para que modifique sus creencias y conductas. También que un hombre que controle su agresividad significa muchas mujeres que no van a sufrir violencia extrema. No adhiero a la primera afirmación: es peligrosa pues refuerza la idea cultural de que las mujeres deben dar una “nueva oportunidad” al macho-violento. ¿Recuerdan eso de ‘toda persona merece una nueva oportunidad’, ‘si se arrepiente es el primer paso para el cambio’, ‘el amor todo lo puede’, ‘con paciencia y comprensión todo es posible’?”

Estas creencias cristianas, prosigue Stola, “no han impactado en los hombres que a la vez no dudan en utilizarlas a su favor y sí han sido dirigidas a los cerebros de las mujeres para ubicarlas en el rol subordinado. Las interacciones sociales siempre dan la posibilidad de interrogarse sobre las propias conductas, no es necesario que el Estado de una oportunidad. Pero creo que es cierto que si se logra que un hombre entre cien deje de ejercer violencia-de-género-extrema habrá muchas mujeres beneficiadas”.

En ese sentido, Stola acordó con que el Estado derive más recursos para tratamientos psico-educativos-terapéuticos y considero que además al mismo tiempo deben existir grupos que trabajen sobre los factores de riesgo que aumentan la violencia (alcoholismo y otras adicciones).

Femicidios

La cuestión de los femicidios se ha vuelto una temática gran presencia en la agenda de los medios de comunicación. Para Stola esto es un logro de las organizaciones que militan en la cuestión de género: “Gracias a las compañeras feministas se ha avanzado muchísimo en el lenguaje que se usa en los medios para abordar los femicidios. Es cierto que todavía encontramos afirmaciones sexistas y podemos escuchar a periodistas hacer comentarios que nos producen mucho enojo, pero creo que se ha logrado resquebrajar fuertemente el discurso hegemónico masculino”.

A su vez, la visibilización de lo que es la violencia-de-genero-extrema ha llevado a que gran parte de la sociedad considere que algo se debe hacer. “Pero no es toda –indica Stola- hay una maniobra muy lúcida y hasta el momento efectiva por parte del patriarcado que consiste en instalar la idea de que la violencia de género es solo la violencia-extrema y que los hombres también ‘la sufren’. Con esto ocultan los diferentes tipos de violencia-de-género que son instrumentales al mantenimiento de la dominación masculina”.