Enrique Stola: Feminismos, DD. HH., Igualdad como principio de la acción y Libertad

Profundo malestar ante toda situación de dominio capitalista-socio-cultural-moderno/colonial, la dominación masculina y las trampas de la cultura patriarcal-machista-racista.

“¿Qué tienen en la mente los femicidas?”

Opinión

Es un error tratarlos de “enfermos mentales” o “monstruos”. Los varones violentos pueden ser re-educados.

Asistencia a varones adultos violentos en la provincia de Neuquén, dentro del aislamiento social obligatorio por el corona virus. Foto: Ministerio de Ciudadanía Neuquén

Por Enrique Stola 08/03/2021

Un interrogante recurrente es ¿Qué piensa-siente un femicida? Lo real es que nos encontramos con algunas dificultades culturales para entender el proceso de construcción del varón que ejerce violencia-de-género-o-machista-extrema pues se sostienen afirmaciones equivocadas y no ingenuas.

1)La calificación de “enfermos mentales” a los violentos-extremos expresada por inexpertos es una creencia alimentada por algunos/as psiquiatras y psicólogos/as sin formación en Ciencias Sociales y menos en Perspectiva de género, fortaleciendo la estigmatización de las enfermedades mentales que quedan ligadas a la delincuencia.

2)La astuta maniobra de medios de comunicación con hegemonía masculinista que encapsula a la violencia-machista-extrema y a sus ejecutores como si fueran “monstruos” que nada tienen que ver con el contexto socio-económico-cultural que los constituyó.

3) La reiteración de mensajes de “opinólogos” que responden ¡no todos los hombres!, cuando las mujeres feministas señalan a la violencia machista como una estructura de dominación de género junto a otras dimensiones de la dominación masculina. ¡No todos! gritan, como si mujeres, lesbianas, trans, travestis y no-binaries no supieran diferenciar conductas, grupos y singularidades.

4) Todo lo anterior tiende a exculpar de responsabilidad a esa masa de varones que no ejerce violencia-machista-extrema pero que con su praxis cotidiana sostiene múltiples niveles de violencias de baja a alta intensidad sobre los cuerpos que el imaginario social considera pasibles de ser de su propiedad, jerarquizando la figura masculina y manteniendo la asimetría.

Los femicidas son varones autodefinidos como heterosexuales, que como todos han sido socializados sintiendo que el poder masculino es una realidad y que, por el solo hecho de estar incluidos en este género, tenemos privilegios que nos diferencian de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no-binares.

Es cierto que “no todos” los varones llegaremos a ejercer violencia-extrema, pero todos hemos recibido mandatos sociales y habilitaciones para hacerlo. Quienes maximizan esa violencia viven intensamente ese sentimiento de propiedad sobre la vida y acciones de “su” mujer, sienten el goce del ejercicio de poder y cumplen con el mandato de ser dueños, no importa su clase social, de un cuerpo femenino o feminizado.

Tratar de “enfermos” a los femicidas es una mirada estrecha que no sirve a la lucha feminista así como tampoco es útil para diseñar políticas públicas que favorezcan el ejercicio de la ciudadanía plena a mujeres y LGTBIQ.

Generar masculinidades no violentas y re-educar agresores es posible, para ello un mayor número de varones deben involucrarse, la Educación Sexual Integral debe cumplirse y las políticas no sexistas del Estado hacia el género masculino deben generarse.

*Psiquiatra, especialista en género.

https://www.clarin.com/sociedad/-mente-femicidas-_0_rny-dlamO.html

Sin la transformación de los varones el resultado seguirá siendo una mujer asesinada cada día

No alcanza con espantarnos ante cada femicidio. No alcanza el repudio público. El feminismo nos muestra (aunque no queramos ver) que el cambio debe ser mucho más profundo, revolucionario diría yo. ¿De qué parte nos tenemos que hacer cargo? El médico psiquiatra Enrique Stola nos ayuda a entender un poco más de qué se trata todo esto.

06 de marzo de 2021 – 19:41 Por Luciano Peralta http://www.eldiaonline.com Gualeguaychú, Entre Ríos, Argentina

https://www.eldiaonline.com/sin-la-transformacion-los-varones-elresultado-seguira-siendo-una-mujer-asesinada-cada-dia-n1020270

Pensar el feminismo como cosa de mujeres es el primer gran error. Tanto como pensar la pobreza como cosa de pobres o la corrupción como cosa de corruptos. No digo que sea un ejercicio fácil, porque no lo es, pero el presente nos interpela a todos, y particularmente a los varones heterosexuales, a animarnos a repensarnos, a poner en crisis los valores y las creencias con las que crecimos, y a actuar en consecuencia.

En eso andamos una marcada minoría, aunque cada vez más grande en número y más consciente de las enormes diferencias que existen entre mujeres y varones. Lo que (nos guste o no, muchachos) nos convierte en privilegiados. Y acá hago un primer aporte: tratemos, los varones heterosexuales, de no enojarnos y seguir leyendo. Porque el enojo, además de ser lógico y entendible, es un mecanismo de defensa.

¡Listo, este ya empezó atacándome, no leo más!, podría ser una respuesta esperable a estos dos primeros párrafos. Pero no, hagamos el esfuerzo y no nos enojemos. Puede ser un buen principio al desafío de entender por qué somos privilegiados y de qué nos tenemos que hacer cargo, como nos reclaman las mujeres a diario, sobre todo después de algún femicidio de esos a los que, lamentablemente, la realidad nos empuja a acostumbrarnos.

Cuestionar los discursos circulantes en la sociedad es parte, o debería serlo al menos, del trabajo de comunicadores y comunicadoras. La palabra es el campo de batalla en el que se da la cotidiana lucha por la construcción de sentido. En el capitalismo, esa disputa ha sido largamente ganada por hombres heterosexuales, dueños del poder económico, político y judicial.

El siglo XX nos enseñó que para ser un “hombre de bien” había que trabajar todo el día (siendo dueño, jefe o simple empleado, es indiferente) y llevar el sustento a casa, sin que importe pasar tiempo con nuestros hijos. Y les enseño a ellas que para ser “una mujer respetada” (por los hombres, claro) debía ocuparse de los niños, de su educación y cuidado, y de los quehaceres hogareños.

Las distintas crisis del capitalismo y las luchas feministas pusieron en jaque ese cuentito, una y otra vez. Pero el poder de reconfiguración es grande. Entonces, si bien se lograron conquistas, como el voto femenino o, más recientemente, el reconocimiento jurídico de figuras como la “violencia de género” o el “femicidio”, lo cierto es que vivimos en una sociedad que somete a las mujeres, que las mata cada 23 horas.

Ahora bien, ¿de todo eso nos tenemos que hacer cargo los varones? Yo, que me considero un buen padre, un buen hijo y un buen esposo, ¿también entro en la lista? La respuesta es: sí. Porque, justamente, se trata de repensar ¿qué es ser un buen padre? ¿cómo se es buen hijo? ¿cómo debería ser un buen esposo?

Abro el juego y pregunto: ¿Por qué me enojo si mi hijo se pinta las uñas? ¿dónde dice que “es cosa de nenas”? ¿qué nos pasa con las “cosas de nena”? ¿Por qué los nenes no lloran? ¿Por qué hay tantos padres separados que no se hacen cargo de los hijos que traen al mundo? ¿Por qué los otros padres no decimos nada? ¿Por qué es la madre la que “tiene” que asumir esa responsabilidad? ¿Por qué no cambian los pañales? ¿Por qué la infidelidad nuestra sigue teniendo cierta aceptación, pero si te encuentro con otro te mato?

Los disparadores para repensar nuestras prácticas de “buen hombre” son infinitos y, por otro lado, es cierto, también, que es imposible cambiar todo de un día para el otro. Pero, por algún lugar hay que empezar. Y entender que las cosas nos son iguales para varones que para mujeres puede ser un gran comienzo.

Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidade

Enrique Stola es psiquiatra, especialista en violencias y nuevas masculinidade

A eso apunta esta nota. El entrevistado fue el médico psiquiatra feminista Enrique Stola. Se trata de un especialista en psicología clínica, doctorando en filosofía, profesor, experto en género, violencias y abuso sexual, entre otros títulos. El currículum y la trayectoria de Stola son mucho más amplios, pero, sin lugar a dudas, es su capacidad de trasmitir ideas la que lo ha puesto en el lugar de referente al momento de hablar de violencias y “nuevas masculinidades”.

– LP: ¿Por dónde empezamos a hacernos cargo los varones?

ES: No existe una solución, pero sí existen algunos conocimientos que si se ponen en práctica pueden producir algunos cambios. Por ejemplo, es importante que comunicadores sociales, que saben cómo hacerlo, hablen. Como lo hizo Lalo Mir, bienvenido Lalo, pero se tienen que sumar más. Porque lo que ocurre en los medios de comunicación es que, por un lado, hay pocos varones que entiendan qué es la violencia de género. Entonces, en general, cunado hablan de violencia de género se refieren a casos extremos. Segundo, hay pocas mujeres feministas en los medios de comunicación y, en tercer término, no tienen lugar los varones que están trabajando en diferentes partes del país para modificar esta situación. Entonces, los medios fortalecen la idea de que aquellos varones que ejercen violencia extrema son todos loquitos o enfermos. Y no lo son. Aunque colegas psiquiatras, sin formación en perspectiva de género ni en el campo de las ciencias sociales, los califiquen como tales. Estos psiquiatras no hacen más que psiquiatrizar las conductas de los varones que, en realidad, son conductas sociales, culturales. Y en ese ida y vuelta entre sociedad y medios se activa el mecanismo que sostiene: “qué horror es todo esto, pero nosotros no tenemos nada que ver; son ellos, los repudiamos”.

«Los medios fortalecen la idea de que aquellos varones que ejercen violencia extrema son todos loquitos o enfermos. Y no lo son»

– LP: ¿Por qué eso no alcanza?

ES: Si uno analiza lo que es la violencia de género como sistema de dominación, junto a otras dimensiones, como raza y clase, te das cuenta que el sustento de esto es “no las queremos golpeadas”, “no las queremos asesinadas, nos horroriza eso”, pero que sigan subordinadas. Entonces, ese buen hombre que está mirando televisión en su casa mientras su esposa trabaja, está ejerciendo violencia y no lo sabe; no piensa que su pareja no igualitaria -la que no co-gestiona el hogar, si no que esta responsabilidad recae sobre la mujer- tiene que trabajar, como mínimo, tres horas más por día en las tareas de cuidado, entre ellas la de atenderlo a él. Lo que digo es que si este buen hombre se haría cargo de la hora y media que le corresponde, la mujer podría ocupar su tiempo en su propio proyecto personal. Esto, que se multiplica por millones de hogares, es parte del sostén de la dominación masculina.

-LP: ¿La tarea es desnaturalizar lo que para muchos es lo que está bien?

ES: La mayoría de las mujeres, y acá incluyo a otros cuerpos, como trans, trasvestis y no binaries, sufren lo que se llama violencia de baja intensidad, y están acostumbradas. Pero esta violencia va creciendo y, en muchos casos, llega a la violación, a la tortura o al femicidio. Y lo cierto es que esa otra violencia, que sostenemos los buenos hombres, es la que da marco y sostiene la violencia de género extrema.

-LP: Apuntás a la raza y a la clase ¿por qué?

-ES: Nancy Fraser, que es una filósofa de la izquierda norteamericana, en un texto de 1984, habla de dominación de clase y dominación de género, y entre paréntesis dice “posiblemente de raza”. Otras teóricas profundizaron en el tema, y hoy sabemos que esta dominación de clase, género y raza que se expresa en el capitalismo son dimensiones diferentes de una misma conformación social. A veces puede estar más privilegiada la dominación de género, otras la de raza, y así. Fijate lo que pasa con los pobre migrantes africanos que mueren ahogados intentando llegar a Europa, escapando de las guerras y de la miseria generada por Estados Unidos y los propios europeos. Por otro lado, respecto a la clase, uno de los problemas que tienen las mujeres es el acceso a la Justicia. Pero una cosa es una mujer blanca de clase alta y otra aquella que es negra de clase baja, lesbiana o trans. Para esta última es casi imposible ese acceso. La diferencia aquí es de raza y de clase.

-LP: ¿La violencia actual contra la mujer es una reacción al feminismo?

ES: Creo que hay dos variables fuertes que estimulan la violencia contra las mujeres. Una es la pérdida de la calidad de vida. En todo el mundo, desde la década del 70 hasta ahora, ha aumentado la desigualdad, los salarios reales han bajado considerablemente. Antes, en los 40, 50, ser hombre era poder mantener una familia, ser proveedor. Por ahí, el hombre trabajaba 15 horas por día y no veía a su familia, pero se sentía satisfecho porque la mantenía económicamente, se sentía realizado como hombre. Y la mujer trabajaba en la casa y se bancaba las infidelidades porque “sea lo que sea, es un hombre bueno y nunca nos hizo faltar nada”.

Pero, a partir del desarrollo del neoliberalismo como paradigma civilizatorio esto se derrumbó. Hoy ningún hombre, a excepción de las clases altas, puede sostener solo un hogar. Entonces se necesita que la mujer aporte lo mismo o más que el hombre, por lo cual ese varón siente que no puede cumplir el mandato de hombre. Beatriz Gimeno (escritora española) dice que ya no puede ser proveedor, pero le quedó el fantasma. O sea, le quedó un vacío que tiene que llenar para convalidarse como varón en la sociedad patriarcal. Te pongo un ejemplo: como puede ser que hoy, habiéndose roto tantos tabúes, prejuicios, avanzada la revolución sexual, cuando es tan fácil tener relaciones sin pagar a nadie, haya aumentado tanto la trata de personas con fines de explotación sexual y la prostitución. ¿Por qué pasa esto? Porque el hombre, en ese consumo de sexo suspende los derechos de la mujer, porque en ese cuarto se hace lo que el varón quiere y cuando sale lo hace sintiéndose macho. Esta es una de las recompensas simbólicas del patriarcado. Pero hay otra, que es el aumento del control sobre el cuerpo de las mujeres. La idea es: “yo puedo ser propietario de cualquier cosa, tengo en el mercado acceso a cualquier tipo de cosas, entre ellas los cuerpos de las mujeres, niños y niñas. Entonces, mi pareja me pertenece, porque yo soy el dueño y puedo hacer lo que quiera con ese cuerpo. Los machos más inseguros del sistema, siguiendo el mandato social que les dice que tiene que ser más machos, empiezan a ejercer violencia contra la mujer hasta matarla. Esto es así porque las luchas de las mujeres han avanzado tanto y han permeado a toda la sociedad que la que pone distancia o dice “basta” sufre las consecuencias. O, si no lo hace, por miedo, suele pasar que el tipo fantasea que en algún momento lo va a dejar y, entonces, la mata.

«Otro de los elementos con los que nos van preparando a los hombres para ejercer la dominación masculina es la falta de educación sexual y el ser educados por la pornografía»

– LP: Te escucho y pienso en la figura del tío que te lleva a debutar a un quilombo…

ES: Sí, de una manera totalmente simpática y naturalizada. Y, muchas veces, el chico se sacaba una mochila de encima porque debía cumplir con este mandato, esto de ser macho. Otro de los elementos con los que nos van preparando a los hombres para ejercer la dominación masculina es la falta de educación sexual y el ser educados por la pornografía. Los adolescentes ven pornografía porque quieren saber cómo se tienen que comportar, y las chicas ven pornografía para saber cómo tienen que responder. Entonces, te encontrás con chicas que ejercen su sexualidad pensando que son absolutamente libres, cuando en realidad la forma en que la ejercen está subordinada a los intereses masculinos. Y a nosotros no entrenan en una sexualidad en la que el otro cuerpo está subordinado. Entonces vemos grupos de varones que violan a una mujer, total “ellas se quejan, pero les gusta”. Bueno, esa violencia es aprendida en la pornografía. Y los grandes protectores de esta realidad son quienes se oponen a la Educación Sexual Integral (ESI).

LP: Y eso que hay una ley que establece la ESI como obligatoria…

ES: Sí, está la ley, pero los Estados son patriarcales. Todavía ningún gobierno ha tomado la firme decisión política de que la educación sexual se cumpla en todas las escuelas, desde el primer nivel hasta el final de la universidad. Y no lo han hecho porque estos señores de la iglesia se ponen muy nerviosos. Como relata la película Spotlight (ganadora del Oscar), que cuenta sobre los abusos de los sacerdotes de Boston. La iglesia habla de castidad, pero lo cierto es que todos tienen sexo. Unos porque se masturban, otros porque tienen relaciones con varones, otros con mujeres, y otros porque abusan de niños y niñas. Pero todos rechazan en bloque a la ESI, con lo cual terminan protegiendo a la pornografía y a la mala educación.

LP: ¿Qué mecanismo opera en el enojo del varón ante las consignas feministas?

ES: Creo que opera un gran miedo a abrirse a un mundo desconocido. Se toma una actitud conservadora, para que todo siga estando más o menos igual; “que no nos jodan a nosotros y que resuelvan esta cuestión estos loquitos, como les parezca”. Pero también hay una cuestión de ignorancia deliberada por parte de los funcionarios. Se niegan a conocer esta realidad que está transformado el mundo, este proceso revolucionario que están llevando a cabo mujeres, trans, travestis, lesbianas y no bianries. Ellos tienen responsabilidades muy grandes, y son un aparte importante del problema que vivimos hoy.

Lalo Mir: “Estoy consternado con los femicidios… los varones no somos parte del problema, somos el problema” En un video que se volvió viral, el locutor les pide a los varones que cuestionen sus conductas y se involucren.

Violencia de género

Por Mariana Iglesia 20/02/2021

«Estoy consternado con los femicidios, 48 en lo que va el año, más de uno por día. Y el femicidio de Ursula -Bahillo, asesinada por su ex, al que ella había denunciado- es múltiplemente vergonzoso por lo anunciado y por lo previsible». Inconfundible, la voz de Lalo MIr en este video casero es de enojo. El locutor les habla a los varones, a su violencia, y los invita a reflexionar, a modificar sus conductas. 

«Y ahí están las mujeres manifestándose, y pidiendo a los gritos… y los hombres les tiran balas de goma. Es desgarrador», dice Lalo en el video que se volvió viral. Habla de la ciudad de Rojas, donde vivía Ursula, que protestó frente a la comisaría, que no sólo no hizo nada para defender a la joven de 18 años sino que reprimió la protesta,

«Está claro que al sistema lo manejamos los hombres. Las Madres del Dolor, las Madres del Paco, Mamá cultiva, Ni Una Menos, las Madres de Plaza de Mayo, antes las Abuelas…. madres, siempre mujeres… ¿Dónde estamos los padres, los hombres? ¿Qué nos pasa? No tengo respuestas… ¿Qué sentimos? ¿Cómo nos podemos involucrar?», se pregunta el locutor.

Nuevas masculinidades. Hay varones que debaten su nuevo rol ante el avance del feminismo.

Nuevas masculinidades. Hay varones que debaten su nuevo rol ante el avance del feminismo.

Desde hace unos años a esta parte, son cada vez más los varones que hablan de nuevas masculinidades, que se plantean y cuestionan sus lugares de privilegio, las actitudes y acciones de sus pares. Las desigualdades de género son por demás evidentes: los varones tienen mejores trabajos, mejores sueldos, son los que llegan a puestos de mayor decisión, mientras las mujeres son las que históricamente se ocupan de las tareas domésticas no remuneradas que les quitan tiempo para su propio desarrollo.

En las sociedades machistas y patriarcales los varones son los que tienen más poder y dinero, los que controlan, los que someten, y esa es la causa principal de la violencia de géneros. Cada día hay un femicidio en Argentina desde hace al menos una década. Los asesinos son siempre varones, sus parejas, sus ex. La violencia de género les pertenece. 

«¿Qué onda los amigos de los asesinos? ¿Los del grupo del whatsapp, los del picado, los de la pizza y la cerveza? ¿Seguiremos mandándonos memes y chistes estúpidos que denostan a las mujeres? ¿Qué onda si te llama y te dice ‘me mandé una macana’… Esa es la frase recurrente de los femicidas denunciados, protegidos… ¿Una macana? Como si fuera la travesura de un pendejo…», sigue Lalo Mir.

¿Qué pueden hacer los varones para poner fin a las violencias contra niñas y mujeres? Bajo esta consigna, la Iniciativa Spotlight, una alianza de las Naciones Unidas y la Unión Europea contra los femicidios, en 2020 lanzó la campaña #AmigoDateCuenta.

Campaña Amigo Date Cuenta

Campaña Amigo Date Cuenta

“Tenemos que animarnos a cuestionar el machismo que circula entre nosotros. Romper con las violencias, no con la amistad”, era justamente el lema de la campaña: es que hay amigos que son testigos de esas situaciones y por no romper los “códigos de la amistad” no intervienen.

«Hubo un tiempo en que las mujeres eran sólo máquinas de parir, la fábrica que aseguraba soldados a la guerra y mano de obra a las industrias ¿Lo sigue siendo? Yo creía que habíamos llegado a un punto más evolucionado, pero parece que no. Si no damos ese paso nosotros los varones, el asunto no tiene ni tendrá solución. No somos parte del problema, somos el problema -concluye Lalo MIr-. Prometo seguir pensando y actuando y los invito a formar parte de esta avanzada que solo lucha por un poco más de amor y de humanidad, es posible, lástima tanto dolor y necedad».     

«Es excelente que Lalo Mir haya salido con esa posición y esperemos que se sumen otros comunicadores sociales», dice a Clarín el psiquiatra Enrique Stola, especialista en género e impulsor de iniciativas que apuntan al trabajo con varones. 

«En general, los varones heterosexuales y parte de los varones gay se sienten muy alejados cognitivamente y afectivamente de quienes ejercen violencia de género extrema. Y no visualizan, no reconocen ni se ponen a pensar la violencia cotidiana que estos varones heterosexuales y gays sostienen. Esas violencias cotidianas son sostén y combustible ideológico de la violencia de género extrema«, explica.

«Si uno interpreta esa conducta cuando los ve horrorizados por los femicidios o las torturas que se realizan contra las mujeres, trans, travestis, es como si dijeran ‘no las queremos golpeadas, no las queremos asesinadas, pero que sigan subordinadas’ -sigue Stola-. La mayoría de los varones cis y parte de la comunidad gay no se plantea transformar la relación vincular y social que implica la subordinación de las mujeres, trans y travestis. Las compañeras feministas hacen un correcto cuestionamiento ético a los varones: les dicen ‘Háganse cargo, modifiquen su conducta’. Ese cuestionamiento apunta a lo racional, pero en la práctica cotidiana lo que viven es el goce por el ejercicio del poder y la dominación».

"Los ayudadores"

«Los ayudadores»

Stola pone como ejemplo otra campaña de la Iniciativa Spotlight de 2020: #YoMeOcupo, que con mucha ironía plantea que los varones deben asumir su responsabilidad en las tareas del hogar y de cuidado: «Los ayudadores, esos buenos tipos que dicen ‘¿Por qué no me lo dijiste? Me lo hubieras pedido…’. Es lo que ocurre en los hogares heterosexuales: el hombre expropia a la mujer su tiempo, porque la mujer es la que se hace cargo de las tareas de cuidado. Y al hacerse cargo de esas tareas no puede ocupar su tiempo en su carrera personal y eso es violencia. Esa violencia es uno de los pilares de este entramado social que da sostén al patriarcado a través de múltiples acciones del dispositivo de dominación masculina».

Campaña YO ME Ocupo.

Campaña YO ME Ocupo.

¿Qué se puede hacer? Desde el Estado y algunas organizaciones no gubernamentales hay un puñado de iniciativas. Incluso durante la pandemia y el aislamiento aumentaron las consultas de los varones que piden ayuda o que son enviados por la Justicia a hacer talleres.

«Es necesario que haya una política hacia los varones para que dejen de ser patriarcales y que sean estimulados en otras prácticas -asegura Stola-. El Estado tiene que colaborar para que todos los grupos que están diseminados en el país y que son activistas de cambio pero que no tienen voz en los medios empiecen a tenerla y así ver que se forma un activo de varones que puede impactar culturalmente y producir transformaciones. Un instrumento fundamental es la Educación Sexual Integral, que por eso es resistida por todos los grupos machistas».  

https://www.clarin.com/sociedad/lalo-mir-consternado-femicidios-varones-parte-problema-problema-_0_1NKcu0TDo.html

Un nuevo abordaje para la violencia machista

(Poner el foco en la formación de los varones)

Por Sonia Santoro

Los femicidios de Úrsula Bahillo y de Guadalupe Curual pusieron en carne viva una cicatriz que no deja de sangrar. Sabemos que en un día habrá otra asesinada más porque las estadísticas así lo dicen. El foco, desde hace un tiempo, empieza a apuntar sus luces a una zona hasta no hace mucho oscura, siempre velada, protegida: los varones. ¿Qué hacemos con ellos? ¿Qué con la masculinidad dominante que sustenta los hechos más crueles de violencia de género? “Si no hay políticas feministas para los varones lo que hay son políticas machistas”, dice el psiquiatra feminista Enrique Stola. Como otros especialistas coincide en la necesidad de insistir con la formación –temprana y a lo largo de la vida– consciente en cuestiones de género

Días atrás Lalo Mir difundió un video diciendo que los hombres “no son parte, son el problema”. Cada vez son más los hombres que empiezan a alzar la voz y a hacerse cargo; los que sienten vergüenza ajena; los que siempre se sintieron incómodos de ser parte de la gran cofradía de machos y ahora lo dicen. Las campañas que apuntan a que tomen conciencia de sus abusos o violencias de todo tipo y a intervenir cuando es otro el que lo hace también se multiplican. La Fundación Avon fue una de las primeras con su campaña #Cambiáeltrato, también Gillette interpeló con jugando con su slogan histórico ¿Esto es lo mejor que puede llegar a ser un hombre?, y luego siguieron varios organismos, como el municipio de Moreno, por ejemplo, con sus videos de la línea El silencio es complicidad. También tenemos leyes importantes como la de educación sexual integral (ESI) y la ley Micaela de capacitaciones en la temática a funcionarios y funcionarias de la administración pública. Pero todavía falta, no es suficiente, hay que hacer más, mucho más.

Los últimos femicidios además tienen un componente desestabilizante: los femicidas son jóvenes. ¿Por qué si muchos pibes están más conscientes y activos en relación a la violencia de género esto sigue pasando? “Estos jóvenes repiten patrones muy instalados, porque son socializados de acuerdo con los mandatos de la masculinidad hegemónica. Por ejemplo, en el caso del femicidio de Guadalupe, en Villa La Angostura, le repetía ‘sos mía o de nadie más’. Modelos aprendidos que indican que esos varones siguen pensando a las mujeres como objetos de su pertenencia. Y es que son jóvenes que crecieron y que habitan en una sociedad que todavía ‘tolera’ formas de violencia contra mujeres, que todavía es cómplice y desestima esas violencias, que muchas veces incluso promueve formas de discriminación contra mujeres y diversidades pero también contra varones que no se sienten cómodos respondiendo a los mandatos de la masculinidad heterocispatriarcal”, explica Victoria Vaccaro, especialista de Programa de la Iniciativa Spotlight por el UNFPA. Para contribuir con la eliminación de la violencia de género hay que involucrar a los varones en los debates, en las luchas y en los reclamos, dice Vaccaro. “Hay que interpelarlos, pero sin agredir; invitarlos a ser parte de la solución y que puedan asumir su responsabilidad en relación al tema. Esto especialmente entre aquellos que reconocen la necesidad del cambio pero no saben cómo involucrarse. Sensibilizarlos para la igualdad y enfrentarlos con sus privilegios pero también con los costos de la masculinidad hegemónica para ellos mismos (en relación a su salud, su esperanza de vida, los suicidios, etc). En este sentido, es fundamental la ESI, el rol de las familias, los medios y los espacios de varones existentes para acompañar a los que se van sumando”.

En relación a los varones violentos, plantea, las medidas punitivas son necesarias pero no suficientes: “Existe la necesidad imperiosa de fortalecer y mejorar las no punitivas, como los grupos de ayuda, los grupos psicoeducativos, los espacios de reflexión, los centros de varones y las líneas de atención”. También menciona la necesidad de mejorar las alertas, la evaluación de riesgos y la implementación de medidas que actúen sobre aquellos varones que tienen denuncias y perimetrales pero no las cumplen. Por ejemplo, las notificaciones de las restricciones no pueden depender de las mujeres.

Enrique Stola, psiquiatra feminista, llama la atención acerca de diferenciar entre varones violentos del resto. “Cuando salió el spot Los Ayudadores –relata–, un spot que tiene que ver con la educación informal que apuntaba a situaciones ultracotidianas y que mostraba cómo las mujeres se están haciendo cargo de cosas que los hombres deberían hacer… Esta es una actitud que socialmente no es reconocida como sostenedora de la violencia de género en general. Entonces a los varones les resulta muy difícil unir sus prácticas cotidianas con la violencia de género extrema. Los varones disocian con esa frasecita ‘no todos somos iguales’, también los medios operan fortaleciendo esta división porque cuando hablan de violencia de género solamente hablan de la violencia de género extrema. Entonces todos estamos en contra de la violencia de género extrema, pero no dicen que están en desacuerdo con la subordinación de las mujeres en el plano social, que es el caldo de cultivo”.

En estos días se conoció que para obtener la licencia de conducir habrá que completar un curso sobre “masculinidades, violencias de género, identidad de género y patriarcado”. Consultado por eficacia de estas medidas o de cursos obligatorios, Stola considera que “sirve en la medida en que ese curso sobre violencia no sea una serie de definiciones de power point sino que sean cursos que lleven a que los varones tengan que implicarse con algún nivel en sus historias personales. Si el curso apunta solo a lo cognoscitivo no va a servir, tiene que apuntar a lo afectivo cognitivo”. Lo mismo con leyes como la ley Micaela: “Los funcionarios y las funcionarias tienen que poner el cuerpo para poner entender cómo es la dinámica social y como ellos desde su historia aportan positiva o negativamente a esa dinámica machista. Más cuerpo y menos power point”.

Los cursos obligatorios, que muchos hacen a regañadientes, funcionan igual si logran trabajar con la subjetividad, plantea Stola: “Si logramos que un porcentaje de varones que concurren a los cursos de la Ley Micaela, por ejemplo, se impliquen emocional y emotivamente vamos a lograr un gran número de varones con rol activo para poder modificar la realidad. No van a ser todos”. Hay expectativa de que se deje de producir femicidios ya pero, dice el especialista, “es una expresión de deseo”; “la dinámica machista y de dominación masculina plantea otra realidad. Es triste pensar que muchas mujeres que hoy están pensando cómo organizar su vida van a terminar asesinadas.”

Liliana Carrasco coordina grupos de varones que ejercen violencia de género, en la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires y en la Dirección de Políticas de Género de San Martín. Además, es integrante de la Red de equipos de trabajo y estudio en masculinidades. Para ella hace falta poner el acento en las dos puntas: prevención, por un lado, y sanción a quienes ejercen violencia, por el otro.

Cuando habla de prevención se refiere a “niveles primarios”. “Por supuesto que la ESI formaría parte de todo el proceso. Educación con respecto a visibilizar las situaciones de violencia dentro de la familia. A través de todas las técnicas y espacios que habilitan esos intercambios Para que sea visible la violencia. Hay formas de traer luz sobre lo que es una dinámica familiar donde hay situaciones de violencia sin llegar a golpes, insultos”. También se refiere a la Ley Micaela como un punto de partida importante, pero como Stola, considera que hay que “fortalecer los esquemas de capacitación y sensibilización. No es una charla de dos horas y está capacitado. Hace falta tomar seriamente la propuesta”

En cuanto a las sanciones a los que ejercieron violencia, explica, “tiene que ver no solamente con si transgrede una medida de restricción y va preso. Hay que pensar también en la posibilidad concreta del sistema. El nivel de transgresión de los varones que ejercen violencia es altísimo. Entonces, lo punitivo no sería solamente la cárcel. Hay que pensar acciones que los inhabilitan en lo cotidiano. Por ejemplo, no poder sacar el carnet de conducir si tiene causa de violencia”. Por otro lado, dice que “necesitamos equipos especializados en violencias machistas y apoyos institucionales”. Hasta que eso no ocurra y evalúen el proceso socioeducativo del hombre que ejerce violencia, “ese señor no puede sacar registro, no puede viajar, no puede transitar… hace falta limitarles la vida cotidiana, porque ese es el punto ciego que nadie ve en la vida de las mujeres. Las mujeres que sufren violencia tienen limitada su vida cotidiana todos los días. Ellos no están teniendo consecuencias por los actos cometidos, eso merece un límite social, judicial, cotidiano”.

Se trata de elaborar un conjunto de medidas para que sea menos accesible la posibilidad del femicidio. “Hoy a un hombre que quiere matar le resulta sencillísimo hacerlo”, dice. Por eso la evaluación de potencial de letalidad de los varones es fundamental: “Tiene que ser el abc de quienes trabajan con varones. Establecer qué tan peligroso es y aumentar las medidas de protección a la víctima, pero también inhabilitarle aspectos de la vida cotidiana. Un varón que no acepta una decisión judicial imaginate el nivel de impunidad que maneja. Que tenga registro de que lo que hace tiene consecuencia. Hoy el límite es ‘si mata va preso’, pero ya la mató. O si incumple diez veces, tal vez le ponen una tobillera”.

¿Cuánto tiempo falta para dejar de contabilizar femicidios cada día? Cómo saberlo. Lo que sí se sabe es que el sistema tiene que cambiar, no solo el sistema judicial que llega tarde y mal, ni los sistemas de seguridad, lo que tiene que cambiar está mucho antes de que un hombre, un adolescente, un joven se sienta con el derecho de someter y violentar a una niña, adolescente o mujer. 

https://www.pagina12.com.ar/329345-poner-el-foco-en-la-formacion-de-los-varones

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