¿Que parte no entienden cuando afirmamos que niñas, niñes y niños no mienten cuando se trata de agresiones sexuales?

por enriquestola

La agresión sexual en la infancia siempre produce un impacto emocional, fisiológico, afectivo, quedando a veces imágenes claras que con el tiempo pueden recuperarse plenamente, parcialmente, o desdibujarse. 

Cuando un niño, niña o adolescente relata una o varias agresiones sexuales siempre es con una carga emocional, afectiva y síntomas presentes, lo que nos lleva a sostener que los niños no mienten cuando se trata de agresiones sexuales.

Sabemos que la revictimización judicial, el hecho de que las víctimas deban repetir muchas veces lo sucedido ante personas extrañas, activa de modo no consciente la disociación afectiva, que es un mecanismo de defensa a fin de disminuir y apaciguar el dolor y mantener el equilibrio psicológico. Éste consiste en separar la carga emocional de las imágenes “fotográficas” que se puede tener. Puede el relato perder fuerza emocional, pero siempre están los síntomas que se presentan a lo largo de la historia vital.

En el Poder Judicial, las y los protectores de la pedofilia y del incesto-paterno-filial usan la construcción ideológica llamada “implantación de ideas en la memoria” diciendo que a un niño su madre o su abuela (¡siempre una mujer!) le han hecho creer que fue agredido sexualmente, pero que eso nunca sucedió. Por supuesto, para sostener esta activa defensa pro-incesto deben descalificar los síntomas, o no tener en cuenta la carga emocional que sabemos sólo está si hubo agresión, o someter a la víctima a múltiples encuentros judiciales para desgastarla y así revictimizarla. Una vez logrado el objetivo hablan de alienación parental, acusando a la madre o a la abuela.

Reitero: los niños no mienten cuando se trata de agresiones sexuales. Y cuando escuche a alguien hablar de “implantación de ideas” en casos de violencia sexual sepa que se encuentra ante una persona que coloca en situación de sospecha a la infancia, a las adolescentes y a las mujeres, sosteniendo en última instancia la cultura de la violación y protegiendo a incestuosos y pedófilos.